viernes, 27 de mayo de 2016

Malentendidos sobre la crianza respetuosa

Ocurre, a veces, que confundimos respeto con descuido, libertad con abandono, espacio propio con falta de atención, atención con sobreprotección...
La crianza respetuosa es una crianza con consciencia. La crianza con apego, es una crianza desde el corazón, bien conectado, bien ajustado; hacia el corazón de nuestros pequeños.

Una Crianza Respetuosa:
- No es dejarles hacer todo lo que quieren. Es entender qué necesitan. Saber si aquello que necesitan está dentro de nuestras posibilidades, de las posibilidades de la situación; y si es así, respetar esa necesidad, y darles la libertad necesaria para satisfacerla.
- No es darles todo lo que te pidan. Es entender qué te están pidiendo, y por qué. Es estar atentos a si se trata de una necesidad genuina, o no. Es confiar en su autorregulación, y también en nuestra capacidad de percepción, de cuidado. Y darles lo que sintamos que a todos nos viene bien.
- No es educar sin límites. Es establecer unos límites justos, adecuados a las situaciones, y a las necesidades: Tanto las de ellos, como las de nosotros.
- No es anteponer sus necesidades, todo el tiempo, a las nuestras. Es encontrar el equilibrio, para que en la medida de lo posible, todos seamos felices: Tanto mayores, como pequeños.
- No es dejarles solos. Es dejarles el espacio preciso, atentos a si realmente necesitan nuestra intervención. Es permanecer a una distancia adecuada, y estar disponibles para, si la necesitan, ofrecérsela.
- No es darles todo el poder de decisión. Es hacerles partícipes del proceso, dejándoles la posibilidad de elección en los asuntos que entendemos que pueden hacerlo. Es estar atentos a qué responsabilidades están preparados para asumir, y darles la oportunidad de asumirlas. Y los adultos, tomar las nuestras.
- No es no intervenir. Es estar atentos, muy atentos, a qué realmente necesitan de nosotros, en cada momento. Y dárselo. Es dejarles la oportunidad de equivocarse, de cometer errores, de volverlo a intentar; como parte del aprendizaje. Sin descuidar, sin estorbar.
- No es no poner consecuencias a su comportamiento. Es entender qué les hace comportarse así, y hacerles entender también a ellos, en la medida de sus posibilidades, de cada momento. Es proponer consecuencias consecuentes a los motivos de su conducta, y no (o no sólo) al resultado final.
- No es evitar los conflictos. Es abordar estos conflictos de manera calmada, consecuente, amorosa; y resolverlos constructivamente, para aprender de ellos todos juntos.
- No es tratarlos como si fueran más importantes que nosotros, personas adultas. Es tratarlos, y tratarnos a nosotros mismos, como los seres maravillosos que somos. Es verlos y comprenderlos en toda su belleza, en toda su grandeza, todo su potencial. Y también en toda su fragilidad, toda su necesidad de amor, todo su proceso de aprendizaje. Exactamente igual que nosotros.

Como en tantos otros aspectos de la vida, difícilmente vamos a estar siempre conectados, sabios, calmados, equilibrados... para cumplir todos los “requisitos”.
No, no somos perfectas ni perfectos. Es, como tantas otras cuestiones, un proceso, de aprendizaje, de autoconocimiento, de crecimiento. Tendremos días y días, momentos y momentos; y lo realmente importante es que pongamos nuestra consciencia en mantener la dirección.

Una crianza respetuosa exige un alto nivel de implicación. Para estar presentes, atentos, conectados con nosotros y con ellos.
Una crianza respetuosa implica un alto nivel de consciencia. Hacia nosotros mismos, y hacia nuestros hijos. De conocimiento de nuestras capacidades, nuestras necesidades, nuestras emociones... y de las suyas.
Una crianza respetuosa implica un alto respeto... hacia nuestros hijos, y hacia nosotros mismos.

Y también, es así cómo la crianza puede ser la mayor oportunidad de crecer en el amor, que nos otorga la vida.

Pintura: Katie m. Berggren
Texto adaptado de: http://amapsicologia.org/blog/crianza-respetuosa-diez-malentendidos/

martes, 24 de mayo de 2016

Castigados por ser humanos

"Muy a menudo, los niños son castigados por ser humanos. No se les permite tener mal humor, un mal día, un tono irrespetuoso, o una mala actitud. Sin embargo, nosotros los adultos los tenemos todo el tiempo. Ninguno de nosotros es perfecto. Debemos dejar de pensar que nuestros hijos tienen que alcanzar un nivel de perfección mayor al que nosotros mismos podemos alcanzar."

Muchos padres comprenden el significado de esta cita, es decir, que los niños no son perfectos y que muchas veces esperamos de ellos un mejor comportamiento y más auto control del que incluso nosotros, como adultos, podemos demostrar. Estos padres han expresado estar de acuerdo, de corazón, y han reconocido que ellos también han sido culpables de exigir a sus hijos un estándar más alto del que ellos mismos pueden sostener.
Sin embargo, hay muchos otros que han entendido mal, interpretando esta frase como que no hay que responsabilizar a los niños por sus propias conductas y que deberíamos ignorar toda falta de respeto o malas actitudes, lo cual obviamente no es lo que se sugiere, en absoluto.

Para darle contexto a esta cita, esto es lo que dice Rebecca Eanes (fundadora de positive-parents.org) en su libro justo después: “Por supuesto, no estoy diciendo que siempre los dejen salirse con la suya sólo porque son humanos. Enséñenles mejor! Enséñenles que no es bueno proyectar su mal humor sobre quienes te rodean. Enséñenles a manejar la frustración, rabia, miedo, tristeza o desilución. Enséñenles que no es aceptable ser grosero con la gente. Encamínenlos hacia un estándar mayor! Pero por favor, encamínense ustedes a eso, también.
No proyecten su mal humor. Aprendan a manejar su frustración, rabia, miedo, tristeza o desilución. No sean irrespetuosos con ellos. Todos necesitamos altos estándares, y ¿saben qué más necesitamos todos? Un poco de comprensión. Ustedes lo saben, a veces tienen un mal día y dicen algo que no es agradable, o dan un portazo, o gritan a sus hijos. No somos robots. A veces la vida es simplemente difícil, y necesitamos un descanso, no un sermón. Necesitamos un abrazo, no una mirada desdeñosa. Sabemos que actuamos mal, pero estamos teniendo un momento difícil. Sólo necesitamos comprensión. Lo mismo ocurre con nuestros hijos.”

Aquí hay un buen ejercicio:
Escúchate a ti mismo y a otros adultos en casa hoy y fíjate si algo de lo que dicen o hacen haría que los regañen si fueran un niño.
¿Ignoraste a tu hijo mientras te hablaba?
¿Le gritaste a alguien?
¿Hablaste con tono irrespetuoso?
¿Lo hizo tu pareja?
¿Diste algún portazo?
¿Pusiste los ojos en blanco?
¿Resoplaste ante la solicitud de alguien?
Es un ejercicio para abrir los ojos, porque nos damos cuenta de que la mayoría de nosotros hacemos al menos una cosa por la que regañaríamos a un niño si la hiciera. Tenemos nuestros motivos, por supuesto. Estamos estresados por el trabajo, faltos de sueño por el bebé, enfermos, adoloridos, hormonales... Somos buenas personas que intentamos dar lo mejor, pero a veces nos equivocamos. Tendemos a mirar las razones detrás de nuestro propio comportamiento y nos damos a nosotros mismos un poco de comprensión por los errores que cometemos. Pero cuando un niño lo hace, no miramos las razones detrás. Lo vemos como un malcriado o desobediente, y nos saltamos directamente a la corrección. Está bien para nosotros ser humanos, pero esperamos algo mejor de nuestros hijos, y eso no es justo.

Si yo no puedo mantener mi temperamento bajo control en todo momento, no espero que mis hijos tengan un control emocional perfecto. Si no puedo controlar mi tono y hablar con voz amable siempre, ¿cómo puedo esperar que mis pequeños manejen esto?
Esperamos que pequeños niños, con sus cerebros todavía en desarrollo y su limitada experiencia de vida, se comporten mejor que hombres y mujeres adultos. Y si no me creen, escuchen el próximo debate presidencial o pasen algún tiempo mirando las noticias en los medios sociales.

Estoy totalmente a favor de altos estándares. Creo que debemos esperar que nuestros hijos sean amables, atentos y que tengan buenos modales. Pero creo que nosotros también debemos estar a la altura de nuestras expectativas.

Es, por supuesto, extremadamente importante enseñar a nuestros hijos que nunca es bueno ser grosero o irrespetuoso. Los niños, y todos los seres humanos, deben ser responsables de sus acciones. No corregir a nuestros hijos cuando necesitan corrección es permisividad, y eso no es crianza positiva. No es crianza en absoluto. Ellos deben aprender a hacerlo mejor, y nosoros tenemos que hacerlo mejor, colectivamente, también. Nosotros, los adultos, debemos ser el ejemplo para un estándar alto y abrir el camino. También hay que recordar, sin embargo, que a veces la compasión es el mejor maestro. A veces, la comprensión es la solución.

Soy una buena persona, pero también sé que yo soy imperfecto. Soy un ser humano imperfecto que a veces se equivoca a pesar de los mejores esfuerzos, y sé que mis pequeños seres humanos imperfectos van a meter la pata, también. Eso no hace que sus malas decisiones estén "bien", pero las hace comprensibles y nos da a todos la oportunidad de crecer y mejorar. A veces, la corrección es absolutamente necesaria para estar seguros. Y a veces, sólo necesitamos un poco de comprensión.


Traducido de http://www.creativechild.com/articles/view/punishing-children-for-being-human

viernes, 13 de mayo de 2016

Las rabietas NO son un "mal comportamiento"

Una madre llevó a su hijo a un grupo local de canto en un centro infantil. Él termino teniendo una rabieta masiva, ella lo sacó de la clase y se fueron. Más tarde recibió una llamada de un miembro del personal del centro, que le recomendaba hablar con otra mujer que trabajaba allí, para conversar sobre los "problemas de conducta" de su hijo.

Esto está mal, en muchos niveles. Las rabietas son completamente naturales, una parte normal del desarrollo de un niño sano. Las rabietas NO son un "mal comportamiento", sino una forma de expresar una emoción. Cuando suceden en público puede ser muy vergonzoso, y todos hacemos lo posible para lidiar con ellas mientras nos preocupamos por lo que la gente va a pensar de nosotros!

Esta mamá hizo lo absolutamente correcto: tomó a su hijo y lo llevó fuera de la clase de canto, y se quedó con él hasta que estuvo de mejor ánimo.

A veces los niños pueden hacer una rabieta durante largo rato, y lo único que podemos hacer es capear el temporal hasta que pase. Esto es en realidad lo mejor que podemos hacer. Permitir que nuestros niños vivan su momento de enojo, y salgan de el. Luego estarán de un mejor ánimo, ya que les hemos dado el espacio para tener sus sentimientos.

Por desgracia, no hay mucha comprensión acerca de la importancia de permitir que los niños expresen sus sentimientos. Por desgracia hay gente por ahí que va a mirar a un niño haciendo una rabieta y pensará que el padre está haciendo algo "mal". Lamentablemente una gran cantidad de consejos para padres se centra en detener las rabietas, y sin querer, enseña a los niños que está mal expresar las emociones. Yo me alejaría de cualquier consejo para padres que hable de las rabietas como un "problema de conducta."

La próxima vez que veas a un padre lidiando con un niño con rabieta, sólo recuerda esto, que es un buen padre, haciendo todo lo posible. En lugar de lanzar miradas críticas o apurarte a dar 'consejos', dedícale una sonrisa comprensiva, algo de calidez y apoyo. Todos tenemos días difíciles, y no necesitamos hacernos la paternidad más difícil entre nosotros!

Traducido de https://kateorson.com/2016/05/11/why-tantrums-are-not-a-behavioural-issue/