martes, 28 de octubre de 2014

Lactancia materna y las caries

Mucha gente cree que la lactancia (especialmente la lactancia nocturna) es uno de los factores que influyen en la aparición de caries infantiles. Sin embargo, la evidencia parece mostrar que la lactancia SI influye en la salud bucal del niño, pero de manera POSITIVA. 

En un estudio realizado sobre 600 pacientes en la clínica de Odontopediatría de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (México), se pudo observar que los pacientes que habían recibido lactancia por más tiempo eran quienes menos problemas de caries presentaban (ver la gráfica).

  
La odontóloga Irene Iglesias Rubio (Centro Dental E-boca, España) también nos explica qué factores juegan a favor de la leche materna cuando se habla de la salud bucal:
  • Al mamar el niño aprende a respirar por la nariz, lo que hace que se estimule el crecimiento del tercio medio de la cara. 
  • La lactancia hace que al mamar la mandíbula se desplace hacia atrás y adelante, disminuyendo el retrognatismo mandibular fisiológico del recién nacido. 
  • Los bebés, cuanto más tiempo son amamantados menos se chupan el dedo o recurren a chupetes: hay una relación inversa entre el tiempo de lactancia y los hábitos bucales nocivos. 
  • El bebé es capaz de controlar la longitud del pezón, su flexibilidad y el flujo de líquido, cosa que no puede hacer con tetinas ni chupetes. El pezón se coloca al final de la boca, en el límite entre paladar duro y paladar blando. No toca los dientes, cosa que sí sucede con los biberones 
  • Si el pezón no es ordeñado, no sale leche de forma continua. Aunque el bebé se duerma con el pezón en la boca, la leche no sigue saliendo. No se queda leche desbordando la boca. En el mismo acto en que el pezón se exprime, la leche es ingerida. Con el biberón sí existe ese riesgo, y de hecho es el mayor peligro. 
  • La lactosa es el azúcar que tiene la leche. Este azúcar se metaboliza en los dos monosacáridos que lo componen gracias a la lactasa, una enzima que se sintetiza en el intestino delgado. De esta forma en la boca no hay glucosa, las bacterias no obtienen glucosa de la lactosa en la boca, sino que la obtienen de otros azúcares como la fructosa. El riesgo pues es debido a la alimentación complementaria, no a la leche materna. En cualquiera de los casos, la lactosa es el azúcar menos cariogénico que existe.
  • La leche materna contiene enzimas e inmunoglobulinas que inhiben el crecimiento de las bacterias que producen caries. Así que, de hecho, LA LECHE MATERNA PREVIENE LA CARIES. 
  • La leche materna en realidad hace que se deposite calcio y fósforo en el esmalte. No causa una disminución significativa en el pH, al contrario de lo que piensan muchos dentistas. La leche humana no es cariogénica a menos que haya algún otro azúcar fermentable introducido por la dieta.
 
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Fuentes:
- "Lactancia materna: factor protector contra la caries", Maldonado, R.M.A., Torres, B.M., Issasi, H.H., Padilla, C.J., Chávez, P.A., Reyes. F.R., Oliver, P.R. Oral Año 11. Núm. 33. 2010. 553-556
- "Lactancia materna y caries", Irene Iglesias Rubio, Odontóloga, Centro Dental E-boca, http://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/lactancia_materna_y_caries_para_matronas_y_pediatras.pdf

viernes, 24 de octubre de 2014

Alimentacion Infantil Libre de Papillas

Nuestro pediatra favorito, Carlos Gonzalez, dio una charla para TEDx Valencia sobre la introducción a la alimentación infantil, explicando por qué NO es necesario dar comida triturada ni licuada a los bebés.
Les dejo este pequeño extracto de mi parte favorita

"...El objetivo cuando le das la comida a los niños, NO es nutricional. Es EDUCACIONAL. Le damos otros alimentos, porque tiene que ir aprendendiendo a comer NORMAL. Hay que plantearse el objetivo a medio y largo plazo. ¿Qué quiero yo que coma mi hijo cuando tenga 2, 3, 5 o 7 años? ¿Quiero que coma un triturado, y que se lo tenga que dar yo, y que le tenga que tapar la nariz para que abra la boca, y le tenga que hacer el avión con la cuchara brum brum brum, y ponerle los teletubbies para que se distraiga?... Si no quieres llegar a eso, pues no te metas por ese camino.

El niño, para aprender a comer normal, necesita que le demos comida normal. Y lo que podría ser muy sencillo, muy fácil de aprender a los 6, 8 o 9 meses, se convierte en algo muy difícil a los 2 o 3 años. Que al final aprenden todos, eso es seguro... Cuando me encuentro con las madres que ya se han metido en este berenjenal, que ya tienen niños de 3 años que no mastican nada, y que si encuentran un trocito sin triturar en la papilla lo vomitan todo y se ponen a llorar y ya no comen más en todo el día, entonces lo que les digo es "no se preocupe que esto se arregla solo. Pase lo que pase yo se que su hijo masticará. Masticará si usted lo hace todo bien, y masticará si usted lo hace todo mal. Así que por si acaso no haga nada, y no corra el riesgo de hacerlo todo mal". ¿A qué llamo hacerlo todo mal? A criticar al niño, a burlarse de él, a castigarlo, a reñirle, a ridiculizarlo... Si nadie le dice nada, el niño comerá igual. El problema no es "a qué edad masticará mi hijo". El problema es si de aquí a que mastique vamos a ser todos, especialmente el niño, desgraciados o felices.

Ahora bien, cuando todavía estás a tiempo de no meterte en este berenjenal, lo que le digo a las madres es "dele comida normal y corriente". No estoy diciendo "que se coma la papilla que le toca, y después puede marranear con la comida". No, es que no le toca ninguna papilla. Es que simplemente tienes que dejarle la comida a su alcance... El niño está en tu regazo, tu estás comiendo, las cosas que por su edad todavía no puede comer las pones lejos, las cosas que por su edad si que puede comer se las pones más cerca, y tarde o temprano agarrará algo y se lo llevará a la boca. 

Ese niño que coje un guisante y se lo lleva a la boca está aprendiendo. Aprende a coger con la mano (que parece una tontería pero le llaman "psicomotricidad fina" y parece muy importante), aprende a llevárselo a la boca (que hay que acertarle al agujero), aprende a notar los diferentes sabores y texturas de los distintos alimentos, aprende a tomar decisiones, aprende a masticar (aunque no tengan dientes, un trozo de pan, un guisante, un trozo de zanahoria hervida, se mastican), aprende a deglutir sólidos y aprende sobre todo que comer es algo agradable. 
En cambio, el niño al que le meten la papilla enorme de triturado de verduras en la boca haciendo el avión o engañándole con el chupete... ese niño que se come una papilla entera, no ha aprendido ni a coger con la mano, ni a llevárselo a la boca, ni a masticar, ni a tragar, ni a tomar decisiones (que se lo van a meter tanto si quiere como si no), ni a deglutir, ni absolutamente a nada. Y encima, como ha tomado una cantidad enorme, estará peor alimentado. Porque esa papilla de verduras no lleva proteínas, no lleva grasas, apenas lleva vitaminas... En cambio el otro niño que apenas se va a comer un par de guisantes, un trocito de pollo y dos fideos, como después tomará mucha leche, estará mucho mejor alimentado..."

Pueden ver el video completo (18 minutos) acá



lunes, 20 de octubre de 2014

Lactancia Materna: La importancia de dar realmente "a demanda"

En su libro “Mi niño no me come”, el pediatra español Carlos Gonzalez nos explica de manera muy sencilla por qué la lactancia materna debe ser siempre A DEMANDA (y no con horarios o tiempos por lado flexibles, sino realmente a demanda).

"La leche materna no es un alimento muerto, sino un tejido vivo, en constante evolución. La cantidad de grasa en la leche aumenta mucho a lo largo de la mamada: la leche que sale al principio tiene poca grasa, y la que sale al final tiene hasta cinco veces más.
La cantidad media de grasa en la leche en una determinada mamada depende de cuatro factores:
- disminuye con el tiempo transcurrido desde la mamada anterior (cuanto más tiempo, menos grasa)
- aumenta con la concentración de grasa al final de la mamada anterior
- depende del volumen ingerido en la mamada anterior
- depende del volumen ingerido en la mamada actual.
El niño que toma dos pechos raramente se acaba el segundo, así que podríamos decir, simplificando mucho, que toma dos tercios de leche aguada, y un tercio de leche concentrada. En cambio, el que toma un solo pecho toma mitad de aguada y mitad de concentrada. Si toma leche con menos grasas (y, por tanto, con menos calorías), su hijo puede aceptar un volumen mayor, y por tanto tomar más proteínas... De modo que el bebé que toma 50 ml de cada pecho no está tomando lo mismo que el que toma 100 ml de un solo pecho; y la dieta del que toma 80 ml cada dos horas y del que mama 160 ml cada cuatro horas son totalmente distintas.

Se ha observado que un pecho suele producir leche con más proteínas que el otro. Tal vez sea pura casualidad... o tal vez su hijo pueda elegir, mamando más de un pecho o del otro, una comida con más o menos proteínas.
¿Creía que su hijo comía siempre lo mismo? ¿Pensaba que sería aburrido pasar meses tomando sólo leche? Pues ya ve que con la leche materna no es así. Su hijo tiene a su disposición una amplia carta donde elegir, desde sopas ligeras hasta cremosos postres. Como no puede hablar (ni el pecho podría entenderlo, por otra parte), encarga su menú dando instrucciones al pecho mediante tres claves:
1. La cantidad de leche que toma en cada mamada (es decir, mamando más o menos tiempo con mayor o menor intensidad).
2. El tiempo entre una mamada y otra.
3. El tomar de un solo pecho o de los dos.
Lo que su hijo hace en el pecho es auténtica ingeniería, para obtener cada día exactamente lo que necesita. El control de su hijo sobre su dieta es total y perfecto cuando puede variar a voluntad las tres claves. En eso consiste la lactancia a demanda: que el bebé decida cuándo ha de mamar, durante cuánto tiempo y si ha de tomar un pecho o los dos.

Cuando se les impide controlar uno de los mecanismos, la mayoría de los bebés consiguen una dieta adecuada maniobrando hábilmente con los otros dos. Así, en un experimento, a unos bebés les dieron siempre un solo pecho en cada toma durante una semana, y los dos pechos en cada toma en otra semana (el orden de las semanas era al azar). En teoría, los bebés hubieran ingerido muchísima más grasa a lo largo del día al tomar un solo pecho que al tomar dos. Sin embargo, los bebés modificaron espontáneamente la frecuencia y duración de las mamadas y consiguieron tomar cantidades similares de grasa (pero volúmenes distintos de leche).
Pero el bebé que no puede modificar ni la frecuencia ni la duración de las tomas, ni decidir si toma un pecho o los dos, está perdido: ya no tomará la leche que necesita, sino la que por casualidad «le toque». Si su dieta se aparta mucho de sus necesidades, el bebé tendrá problemas: su peso no será adecuado, o pasará el día hambriento y lloroso. Por eso la lactancia con horario raramente funciona, y el resultado es tanto más catastrófico cuanto más estricto se pretende imponer el horario.

El bebé necesita mamar de forma irregular, porque sólo así puede ingerir una dieta equilibrada. Desde el primer día, aunque aparentemente esté tomando sólo leche, su hijo ha estado eligiendo su dieta entre un amplio abanico de posibilidades, y ha elegido siempre con acierto, tanto en cantidad como en calidad."


jueves, 9 de octubre de 2014

La primera hora, y el método canguro

Siempre que se habla de la importancia del "método canguro" (cargar al bebé desnudo sobre el pecho también desnudo de la madre o padre, piel con piel), se piensa en los bebés prematuros. 
Existen muchos estudios que demuestran la importancia de utilizar este método con bebés prematuros, ya que evolucionan más rápido, y presentan menores complicaciones futuras. Incluso se han salvado vidas de bebés prematuros gracias a este método. Sin embargo, el método es beneficioso para todos los bebés, hayan nacido antes de tiempo o no, así como para todas las madres, e incluso para los padres, quienes pueden involucrarse de una manera más activa con sus bebés.

La importancia del contacto en la primera hora

Cuando un bebé es dejado en contacto piel con piel con su madre tras el nacimiento, se observan nueve etapas en el recién nacido, que ocurren en un orden específico, y que son innatas e instintivas para un bebé:
1) El grito: Primer sonido tras el nacimiento para permitir que los pulmones del bebé se expandan (no todos los bebés lloran o gritan, y tampoco es necesario darles una nalgada si no lo hacen. Puede que respiren sin llorar, y eso no significa que no haya expansión de pulmones. Ellos saben lo que necesitan y cuándo hacerlo).
2) Relajación: Cuando el grito se ha detenido, y el bebé es colocado piel con piel con la madre, se puede observar como se relaja tras el agitamiento del parto.
3) Despertar: Unos 3 minutos después del nacimiento, comienzan los movimientos del recién nacido.
4) Actividad: Cerca de los 8 minutos, comienza a mostrar vigorosos signos de enraizamiento. Movimientos más activos, como cuando se está reconociendo territorio.
5) Descanso: El bebé tiene períodos de descanso entre periodos activos durante toda la primera hora.
6) Arrastre: Una media hora después de nacer, el bebé se mueve activamente hacia el pecho y el pezón.
7) Familiarización: El bebé lame el pezón, tocando y masajeando el pecho de la madre.
8) Succión: El bebé agarra el pezón con su boca, se adhiere y empieza a mamar.
9) Sueño: después de una lactancia exitosa, madre e hijo pueden caer en un sueño reparador (en el plazo de 1 1/2 a 2 horas después del nacimiento).

Este maravilloso video muestra todas estas etapas resumidas en casi 4 minutos de video


Estas etapas tan importantes son muchas veces modificados, interrumpidas y afectadas adversamente por los medicamentos y las intervenciones utilizadas durante el trabajo de parto, el parto mismo, y el post parto.

La primera hora después del nacimiento de un bebé es un momento mágico y valiosísimo para madre e hijo, para generar lazos y establecer la lactancia. Existen ventajas físicas y psicológicas bien documentadas sobre aquella vieja práctica conocida como "método canguro". 

¿Qué se debería hacer entonces en la primera hora tras el parto? 
- Poner al bebé desnudo, en posición de ranita, sobre el pecho de la madre.
- Mamá y bebé deben ser cubiertos con una manta, dejando la cabeza del bebé fuera.
- Mamá y bebé deberían descansar sin interrupciones, piel con piel, durante 1 a 2 horas después del nacimiento.
- Durante esta "hora feliz" especial, cualquier prueba o procedimiento médico necesario se puede realizar con el bebé sobre la madre.
- Si ambos están médicamente estables, se pueden retrasar las mediciones del bebé hasta que el contacto piel con piel se haya establecido y el bebé haya amamantado.
- Si la madre ha tomado algún medicamento que perjudique su capacidad de permanecer despierta o de sostener a su bebé, se la debe ayudar a hacerlo.

Durante los primeros días, e incluso meses, se puede utilizar este método durante un par de horas al día, lo que ayuda al bebé a mantener la calma, y genera mejores vínculos con sus padres.
El padre también puede utilizar este método. Por ejemplo, en caso de que la madre presente complicaciones que requieran atención tras el parto, el padre puede sostener al bebé piel con piel mientras ella se recupera. También pueden realizarlo a diario, de forma rutinaria, por ejemplo tras el baño, para calmar al bebé que llora, o simplemente para pasar un tiempo estrechando vínculos. 


Los beneficios de el método canguro incluyen: 
- El bebé mantiene mejor la temperatura.
- La frecuencia cardiaca y respiratoria del bebé se estabilizan.
- El bebé se relaja al escuchar los latidos del corazón de su madre (o padre).
- El bebé está más calmado. Aumenta la oxitocina en su sangre, aumentando la sensación de bienestar y bajando las hormonas del estrés.
- El bebé llora menos, lo cual también reduce las hormonas del estrés y permite que el cerebro se desarrolle de manera óptima.
- El suministro de leche materna aumenta debido a la estimulación directa del pecho. 
- El bebé gana peso más rápido.
- La madre también genera más oxitocina, lo que ayuda a expulsar la placenta, reduce la hemorragia postparto, ayuda a contraer el útero, y aumenta la producción de leche. Esta hormona además es conocida como "la hormona del amor", y dispara los sentimientos de amor de la madre hacia su hijo, tornándola más sensible a sus necesidades, y disminuyendo el riesgo de sufrir de depresión postparto.
- Se genera un mejor vínculo madre-hijo, dando más estabilidad y seguridad al niño, lo que a futuro se verá reflejado en sus relaciones con otras personas.
- Otros miembros de la familia también pueden generar lazos con el bebé usando el método canguro.

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Fuentes: