El bebé se siente seguro y protegido pegado al cuerpo de su madre o su padre. Poder oír el corazón y la voz de la madre o el padre, sentir su calor, su olor, y la sensación de ir suavemente apretado contra su cuerpo, les aporta mucha tranquilidad, ya que recrea las sensaciones vividas en el vientre materno.
Lloran menos.
Los bebés porteados son más tranquilos y lloran menos. Según un estudio
publicado en la revista Pediatrics, al mantener a un bebé cerca del
cuerpo adulto se produce una reducción del llanto del 43% durante el día
y un 51% por la noche, ya que disminuyen los niveles de las hormonas
del estrés, como el cortisol.
Duermen mejor.
Investigaciones científicas han demostrado que los bebés transportados
en portabebés o con los que se ha practicado el Método Madre Canguro
(bebés prematuros) aumentan de peso más rápidamente y descansan mejor.
Son más independientes.
Los niños porteados, por lo general, se convierten en personas más
independientes y con mayor autoestima, ya que en los primeros meses de
vida sus necesidades de contacto han sido cubiertas. Son niños sin
carencias afectivas.
Tienen un mejor desarrollo psicomotor.
El balanceo y la estimulación que reciben, genera en los niños mejor
equilibrio y mejor control postural, ya que su cuerpo se va adaptando a
nuestro movimiento.
Tienen un mayor desarrollo mental.
Los bebés dedican más tiempo en alerta tranquila cuando van en brazos.
Este es el estado ideal para aprender. Sus sentidos son estimulados al
ver el mundo desde el mismo sitio que el porteador.
Los cólicos disminuyen.
Llevar al bebé en posición vertical (vientre contra vientre) beneficia
enormemente su sistema digestivo -todavía inmaduro- y facilita los
movimientos peristálticos, además de la expulsión de gases.
Son más flexibles y fáciles de manejar puesto
que no pierden la elasticidad de sus miembros. La investigadora
Margaret Mead observó la inusual flexibilidad de los bebés balineses,
que siempre iban cargados.
Son más sociables. Cuando el adulto habla con otras personas, el bebé se integra en la vida cotidiana, participandoen los paseos, risas y charlas.
El portabebés (ergonómico) asegura que la posición del bebé sea la correcta:
Es
importante que el portabebé sea ergonómico, para que su postura sea
fisiológica; piernas en posición de “ranita”, ligeramente abiertas
(90º) y flexionadas, y las rodillas más elevadas que las nalgas. El
bebé quede sentado y no colgado sobre los genitales (como en los
portabebés o cangureras más comerciales, los cuales NO son
recomendables). Además, su espalda queda curvada, en forma de “C”,
emulando la posición fetal en la que se encontraba en el útero. Esto
garantiza que la cabeza del fémur quede perfectamente encajada dentro
del acetábulo (hueco de la articulación) de la cadera y ayuda a
prevenir la luxación congénita de la misma (displasia de cadera).
También es beneficioso para los padres
Fortalece los vínculos. Con
el contacto continuo se establece una relación muy especial entre el
bebé y la madre, ya que la cercanía del recién nacido provoca la
secreción de una serie de hormonas, como la oxitocina, también llamada
“hormona del amor”, y la prolactina. También previene la depresión posparto, ya que el contacto directo aumenta el nivel de otras hormonas, como las endorfinas.
Mientras
nuestro bebé está pegado nosotros, tenemos la oportunidad de jugar
con él, hablarle, mimarlo, cantarle, besarlo y acariciarlo. Así que
llevar a nuestro bebé cerca de nuestro cuerpo no sólo es
beneficioso y natural, sino, además, muy placentero.
Integra al padre.
En ocasiones, puede ocurrir que el padre no encuentre del todo su lugar
y se vea algo desplazado. Llevando al bebé aumentará su autoestima, se
sentirá "más padre" y fortalecerá el vínculo con su bebe.
Aporta seguridad.
Los padres y las madres que llevan a sus bebés pegados a sus cuerpos
se sentirán más seguros y confiados porque serán capaces de reconocer
más rápidamente las señales de su hijo e identificarlas (sueño,
hambre, cansancio...).
Beneficia la lactancia materna.
Llevar al bebé cerca provoca que la madre segregue oxitocina, lo que
favorece la subida de la leche y un buen establecimiento de la lactancia
materna. Además, facilita la lactancia a demanda, ya que el bebé
puede mamar en cualquier instante con toda comodidad sin que la madre
tenga que sacarlo del portabebés.
Permite tener las manos libres.
Es más cómodo para realizar tareas habituales, tanto en casa como
fuera. Por ejemplo, hacer las compras, ordenar, recoger a los hermanos
mayores e incluso, como se ve en la foto, tocar guitarra.
Tonifica los músculos de la espalda.
El peso total del niño está sostenido por el portabebés, que lo
reparte por toda nuestra espalda. De esta manera, nuestro cuerpo se
va adaptando progresivamente al peso del bebé, lo que contribuye a
fortalecer nuestra musculatura y a tener un mejor control postural.
Con todo esto, prevenimos los posibles dolores de espalda.
Si
no sabes cómo elegir un portabebés indicado para ti y tu hij@, te dejo
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