viernes, 20 de octubre de 2017

Qué hacer en vez de obligar a los niños pequeños a pedir disculpas

Texto de Michelle Woo traducido y adaptado al español para esta página

Cuando recorría diferentes preescolares para mi hija, visité uno donde pude observar a los niños jugando en el patio. Mientras subía por la escalera en el tobogán, un niño accidentalmente pisó el dedo de una niña y ella comenzó a llorar. Lo que pasó después me dejó asombrada.
El niño, que tenía 3 años, se acercó a la niña, la miró a los ojos y le preguntó: "¿Estás bien? ¿Puedo traerte una toalla húmeda?"
Ella se secó las lágrimas, negó con la cabeza y ambos volvieron a jugar.
Miré a la directora de preescolar, como diciendo, eh, ¿qué fue eso?
- No hacemos que los niños digan 'lo siento' - me explicó ella. La palabra no significa mucho sin una acción para ayudar a mejorar las cosas.

Fue muy diferente a lo que estaba acostumbrada a ver entre los padres, quienes tienden a forzar las disculpas de sus hijos por cada choque accidental, golpe, o derribo de una simple pieza de Lego. Por lo general, le dirigen una mirada dura al niño y le dicen: "Hey, ¿cómo se dice?". Entonces, cuando el niño murmura un "perdón" robótico, ¡todo está bien! ¡Modales! ¡Les estamos enseñando!

Pero ese comportamiento podría casi no tener sentido, escribe Heather Shumaker en su libro titulado "Está bien no compartir y otras reglas renegadas para criar niños competentes y compasivos". 
A los niños les encanta la palabra "lo siento", explica Shumaker, ya que mágicamente los libera del problema. "Es un poco como enseñar a los niños a ser conductores que atropellan y arrancan", dice. El problema con la solución del "lo siento", es que muchos niños pequeños, digamos en edad preescolar, no han alcanzado una etapa de desarrollo moral en la que realmente sean capaces de sentir arrepentimiento, por lo que los padres pierden una oportunidad clave para enseñar verdadera empatía.
Cada niño es diferentes - puedes tener un niño que madure antes - pero la mayoría de los niños simplemente carecen del desarrollo emocional y cognitivo para sentir remordimiento en etapa prescolar. El remordimiento requiere la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y comprender completamente la causa y el efecto. Estas habilidades aún están surgiendo en niños pequeños. Esperar que digan "Lo siento" no les enseña nada más que una mala secuencia: patear, decir "Lo siento", seguir. En cambio, los padres pueden ayudar a los niños a desarrollar compasión moral al explicar que sus acciones tienen consecuencias, mostrándoles que pueden hacer algo para mejorar las cosas y modelando formas de usar la palabra "lo siento" de forma significativa.

Para los accidentes del día a día, Shumaker ofrece estos pasos:
- Traer al niño cerca: A veces, cuando los niños creen que están en peligro, huyen, explica Shumaker. Si esto sucede, puedes rodear al niño con un brazo y decir algo como "Necesitas volver aquí. Callie se lastimó. Incluso si no quisiste hacerlo, se lastimó y tienes que volver".
- Dígale al niño que causó el accidente lo que sucedió, y sea específico: Incluso cuando lo que sucedió parece obvio, es necesario aclararlo para un niño pequeño. Indique los hechos. "Tu carrito de compras pasó sobre su dedo del pie". "Tu mano golpeó la taza de agua derramándola sobre su pintura". "Estabas bailando y tu brazo le golpeó la cara".
- Describe lo que ves: Examinar los hechos ayuda a los niños a desarrollar empatía. Enfatice las consecuencias de sus acciones para el otro niño (o adulto) y sea específico: "Mira, está llorando. Hay un arañazo en su brazo. Le debe doler".
- Sea un modelo de empatía para el niño lastimado: Pregúntele al niño: "¿Estás bien?"
- Ayúdele a tomar acción: Mientras los niños pequeños no pueden entender completamente el remordimiento, son muy buenos para tomar acción. Pueden correr para agarrar un parche curita o una compresa de hielo, o ayudar a limpiar el desastre que hicieron. Ayúdalos a asumir la responsabilidad.
- Ser un ejemplo de alguien que se disculpa en su propia vida: Eventualmente, queremos que los niños aprendan a decir "lo siento". Pero en lugar de obligarlos a decirlo, es más efectivo que les demos el ejemplo, diciendo "lo siento" cuando nosotros nos equivocamos. Solo asegúrate de que tus propias disculpas sean sinceras. Eso significa, reconocer las consecuencias de tus acciones y tomar medidas para mejorar las cosas. Por ejemplo: "Lo siento, olvidé traer tu oso de peluche a la escuela y lo extrañaste durante la siesta. Lo estoy anotando en mi lista, así que lo recordaré la próxima vez".

Siguiendo estos consejos, pronto los niños dirán "lo siento" de forma espontánea, y lo dirán porque realmente lo sienten.

Nota original (en inglés)

lunes, 8 de mayo de 2017

Nueva investigación confirma que los bebés deben ser tomados en brazos cada vez que lloran


¿Tienes alguien insistente (suegr@/marido/amig@) que te regaña por "malcriar" a tu bebé por cogerlo cada vez que llora?  
Bueno, ahora puedes decirles que tus instintos estaban en lo correcto desde el principio. 
Una nueva investigación ha encontrado que los niños más abrazados, con libertad de juego, y que se sienten apoyados por sus padres en la infancia, crecen para ser adultos más sanos, menos depresivos, más amables, más empáticos y más productivos.
  
En un artículo publicado en la revista Applied Developmental Science (Ciencias Aplicadas del Desarrollo), la profesora de psicología Darcia Narvaez de la Universidad de Notre Dame junto a profesores asociados de psicología, mostraron que las experiencias infantiles que concuerdan con las necesidades evolutivas conducen a mejores resultados en la adultez. 
Según Narváez, una de las razones por las que el bienestar de los niños en Estados Unidos está por detrás de la de los niños en otras naciones avanzadas es porque "hemos olvidado que somos mamíferos sociales, con necesidades  evolutivas específicas desde el nacimiento".
 
La profesora dijo que la investigación demostró que era imposible "dañar" a los niños con abrazos y que mientras más pequeños los reciban, mejor. Por otro lado, explica que dejarlos llorar puede "arruinar" su desarrollo.
"Lo que hacen los padres en los primeros meses y años de vida de un niño afecta la forma en que el cerebro va a crecer por el resto de sus vidas. Mucho estar en brazos, contacto físico y ser mecidos, es lo que los bebés
esperan", dice la profesora Narváez. "Ellos crecen mejor de esa manera. Y hay que mantenerlos en calma, porque todos sus sistemas están estableciendo la forma en que van a trabajar a futuro. Si lo dejas llorar mucho, esos sistemas se activarán fácilmente ante el estrés. Podemos ver esto en la edad adulta, que las personas que no se cuidan bien, tienden a ser más reactivos ante el estrés y les cuesta más auto-tranquilizante".
 
La nueva investigación, que
estudió a más de 600 adultos, encontró que aquellos que fueron más abrazados, con más juego libre y con sus padres, y con un mayor apoyo paterno en la infancia, crecieron como adultos mejor ajustados, con menos ansiedad y mejor salud mental. El estudio también encontró que, junto con caricias, una infancia positiva con mucho afecto y tiempo de calidad también condujo a adultos más saludables, con mejores habilidades de afrontamiento. 

"Nuestra investigación muestra que cuando no proporcionamos a los niños lo que evolutivamente necesitan, se convierten en adultos con capacidades sociales y morales disminuidas", dijo Narvaez. "Con el estrés tóxico en la infancia, las cosas buenas no tienen la oportunidad de crecer y se convierten en estrés reactivo. Es difícil ser compasivo cuando usted está enfocado en sí mismo. Podemos ver adultos alrededor de nosotros que fueron traumatizados o descuidados en momentos críticos para su desarrollo. " 
(pueden ver este corto video sobre lo que es el estrés tóxico, y sus consecuencias en los primeros años). 

La profesora Narvaez enfatiza en seis componentes:
- Experiencias calmantes, naturalistas perinatales.
- Capacidad de respuesta a las necesidades de un bebé (incluyendo sensibilidad a las señales del bebé antes de que el bebé llore).
- Presencia física constante con mucho contacto cariñoso.
- Amamantamiento extensivo.
- Interacciones lúdicas con cuidadores y amigos
- Una comunidad de cuidadores afectuosos y conscientes.
En una investigación anterior, Narvaez y sus colegas encontraron que los niños que experimentaron más de estas componentes, muestran, por ejemplo, más empatía, autocontrol y conciencia.

Los hallazgos de la profesora Narvaez están respaldados por la investigación de un pediatra de renombre mundial, el Dr. Armeet Singh, de la clínica Unitypoint en Iowa, que sugiere que mostrar amor y afecto a un bebé angustiado y lloroso es crítico para el desarrollo, porque establece las bases de una relación fuerte:
"Los primeros cuatro a seis meses de vida de los bebés, son uno de los momentos más importantes para que los bebés desarrollen ese vínculo especial con sus padres y sus cuidadores primarios", dice Singh. "Ahora esos son los momentos en los que definitivamente alentamos a las familias a que en cualquier momento que un bebé esté llorando, está buscando a alguien que le ayude, y necesitamos responder a ese llanto".

Fuentes: