martes, 30 de septiembre de 2014

Métodos conductistas: esos que usa la "supernanny"

Los métodos conductistas de crianza, como los que se utilizan en la serie de TV "Supernanny", son métodos que sólo se enfocan en la conducta, ignorando por completo los sentimientos o necesidades que han llevado a ese comportamiento, y la personalidad única de cada niño. Buscan modificar comportamientos en base al esímulo y el castigo, sin importar si son comportamientos normales para la edad o no.

Estos métodos son contrarios a una crianza respetuosa. La mayoría de las actitudes que se pretenden modificar son normales para la edad, y los padres no han sabido entenderlo, o no están dispuestos a asumirlo, y por lo tanto se intenta que los niños se comporten como los padres desean. En el programa de TV se expone a los niños sin su consentimiento, presentando a los padres como víctimas y a los niños como sus enemigos. No se duda en poner etiquetas feas a los pequeños (el terremoto, la más terrible, el que llora por todo...), y lo único que importa es que los padres queden felices con los resultados.

Analicemos algunos de estos métodos.

El time-out (tiempo fuera), conocido también como "la silla de pensar" (o cualquiera de sus variantes como mandar a los niños pequeños solos a su cuarto o a un rincón a pensar en lo que han hecho) NO les enseña a entender por qué estuvo mal lo que hicieron. Un niño pequeño no tiene la capacidad de reflexionar y entender por si solo si lo que ha hecho es correcto o no, y menos el por qué. Lo que aprende con estos métodos, es que cuando hace algo que a sus padres les parece incorrecto, entonces no lo quieren (y no quieren estar con él). Aprende que algo es malo por repetición y no porque realmente entienda las razones de fondo. Si lo mandan por haber hecho un berrinche, aprende que debe esconder sus emociones. Muchas veces incluso el niño llega a convencerse de que es un niño malo, y es posible que a futuro adopte el rol de "niño malo" y se comporte peor. Otros aprenden que es malo demostrar sus sentimientos, y se vuelven introvertidos, o peor, aprenden a vivir fingiendo y callando las cosas que les duelen o molestan, en vez de tratar de solucionarlas o sanarlas.  

El dejar llorar a los bebés para que "aprendan" a dormir de corrido es otro clásico ejemplo del conductismo. 
Los niños despiertan varias veces por la noche porque es la forma normal en la que ellos duermen, porque es lo que ha asegurado la supervivencia durante miles de años. Un bebé no sabe que está dentro de una casa, fuera de peligros, quizás incluso monitoreado por una cámara. Al despertar en la noche y verse sólo, es su instinto el que lo hace pedir compañía, y la única forma en que puede hacerlo, es llorando. 
El sueño es un proceso evolutivo, y un niño no nace con las mismas necesidades de sueño que un adulto, ni siquiera con las mismas fases de sueño. Los estudios muestran que al año de edad, solamente un 19% de los niños duerme de corrido, y a los 2 años solamente la mitad. Hacia los 4 a 6 años, el sueño del niño ya es más parecido al de un adulto.
El problema de hoy en día es que muchos padres no están dispuestos a acompañar a sus hijos en este proceso de maduración, y se espera que el niño se adapte a las rutinas de la casa lo antes posible, para que "no moleste". En muchos casos incluso, se ha hecho creer a los padres que sus hijos tienen un problema si no duermen de corrido, o peor aun, se los hace sentir culpables si no les "enseñan" a dormir. Por eso han surgido métodos de adiestramiento del sueño, la mayoría basados en dejarlos llorar, y que según quienes los han aplicado, parecen funcionar. ¿Pero funcionan para quien? Efectivamente, en la mayoría de los casos el bebé deja de llorar por las noches, después de algunas semanas de llanto prolongado (o meses en algunos casos que he escuchado, dependiendo de la personalidad y la edad del niño). Pero eso no significa que ha aprendido a dormir de corrido. Simplemente aprendió que llorar no vale la pena, que nadie va a ir a ayudarlo, y que si despierta durante la noche será el mismo quien deberá superar su miedo solo, y autoconsolarse hasta dormirse, en vez de gastar energías llorando en vano. 
¿Quiere usted que su hijo aprenda desde sus primeros meses que no puede contar con sus padres cuando su instinto le dice que debe llamarlos a gritos (pues no tiene otra forma)? Ni hablar de todas las secuelas que produce el llanto en solitario. Eso ya es tema para hacer otra nota completa, pero si te interesa conocer algunas de las consecuencias pincha la siguiente imágen.
Por cierto, la próxima vez que lea un estudio en el que se diga que a partir de los X meses un bebé tiene la capacidad de dormir toda la noche, fíjese bien a qué le llaman "toda la noche". La mayoría de esos estudios considera que la noche es desde la medianoche hasta las 5 AM, es decir, sólo 5 horas. Y en muchos de esos, ni siquiera importa si el bebé se despierta entre medio o no. Mientras no llore, se dice que durmió de corrido. 

Los métodos de puntajes, o de premios y castigos, también parecen funcionar a corto plazo. ¿Pero a largo plazo, qué le estamos enseñando al niño? En vez de enseñarle que debe hacer algo por las razones reales, le enseñamos que debe hacerlo por ganar un premio. "Si te lavas los dientes toda la semana te compro un juguete", "Si te comes todo te llevo al cine", "Si me ayudas a lavar el auto te pago".  ¿Quiere usted tener que estar premiando a su hijo el resto de la vida cuando hace algo bueno? ¿No sería mejor que haga las cosas por su propio bien, o que nos ayude en casa porque también es su casa y le gusta verla ordenada, o simplemente porque es bueno ayudar? 
Lo mismo sucede con los castigos. Cuando se castiga una y otra vez por lo mismo, el niño no aprende por qué está mal hacer algo, sino que aprende que si lo hace los padres se enfadan y lo castigan. Y deja de hacerlo por miedo al castigo, no porque no se debe hacer.
A la larga tenemos adultos que sólo hacen las cosas por conveniencia, y que buscan la aprobación constante de sus pares. Cuántas veces le ha tocado oir la frase "lo ayudé y no me dio ni las gracias". Yo no puedo evitar preguntar "¿no te sientes bien de haber ayudado, o lo hiciste solamente para que te dieran las gracias?"  

Ya lo se, me van a decir que es imposible evitar los premios o los halagos siempre. Y estoy totalmente de acuerdo. De hecho creo que los halagos son necesarios, especialmente con los niños pequeños. Pero no en el sentido de decir "que bueno eres por hacer tal cosa", sino en el sentido de animarlos, por ejemplo con un "eso!! que bien te llevas esa cuchara a la boca". ¿Se entiende la diferencia? Animar a repetir las cosas que va aprendiendo bien, no es lo mismo que decirle que es bueno o malo por lo que hace. Claramente no es lo mismo decir "eres malo porque le pegaste a Juanita" que decir "A Juanita no le gusta que le peguen, le duele".

Obviamente no hay que interpretar la falta de premios como una falta de consecuencias o condiciones para todas las acciones. Por ejemplo, si un niño quiere cruzar la calle, debería tomar la mano de un adulto. Si mi hijo quiere salir a jugar al jardín y hace frío, se tiene que poner la chaqueta. Pero no es porque salir sea un premio por ponerse la chaqueta. La chaqueta es una necesidad para salir, para evitar que se enferme, y si no quiere salir, entonces no se la tiene que poner. La clave está en la relación. ¿Qué tiene que ver lavarse los dientes con darle un juguete, o comerse la comida con ir al cine? Nada. En esos casos el niño no aprende la causa real de lo que está haciendo. Pero si me dice que no quiere almorzar porque no tiene hambre, entonces tampoco puede tener hambre para un chocolate. ¿No creen? Las dos cosas si están relacionadas, pero no puedo esperar que coma la comida a cambio de llevarlo de paseo, porque no tiene nada que ver.
 


No queremos enseñar a nuestros hijos a hacer cosas buenas sólo para recibir recompensas y a no hacer cosas malas sólo para evitar ser castigados. Tampoco queremos que aprendan a esconder sentimientos "malos" por miedo a que sus padres los dejen de querer (y pongo malos entre comillas, porque algunos como la ira, la tristeza o la rabia son mal vistos por muchos, pero son necesarios y parte de todo ser humano). 

Los métodos conductistas son métodos de adiestramiento, y por lo mismo, no deberían ser utilizados en seres humanos, pues las personas no deberíamos ser amaestradas. De hecho, estos métodos se basan en los trabajos de J. B. Watson y B. F. Skinner, cuyos experimentos se realizaron principalmente con ratas y palomas. Se ignoran, por ejemplo, los deseos, aptitudes o sentimientos de las personas, asumiendo que todo animal (incluído el ser humano) puede aprender a reaccionar de la misma forma ante un estímulo. De hecho, una de las frases más conocidas de Watson fue: "Dadme una docena de niños sanos, bien formados, para que los eduque, y yo me comprometo a elegir uno de ellos al azar, adiestrarlo para que se convierta en un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger - medico, abogado, artista, hombre de negocios e incluso mendigo o ladrón - presciendiendo de su talento, inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados." O sea... haré lo que quiera con el niño sin importar lo que él quiera.

Respetemos los tiempos, los sentimientos y las diferencias. Cada niño es un ser único, con distintos gustos, necesidades, aptitudes, y debe ser valorado por lo que es y no por lo que hace. 

Enseñemos a nuestros hijos a hacer el bien con el ejemplo, tratándolos bien a ellos antes que todo, respetando y comprendiendo sus procesos y sus diferencias (que no nacen adultos, y no tienen por qué comportarse como uno). A ser buenos con el mundo que los rodea porque toda la gente merece ser bien tratada, y porque hacer el bien se siente bien (¿o no se sienten felices ustedes cuando ayudan a alguien de corazón, simplemente porque si?). Y eduquemos adultos que no tengan miedo de sus sentimientos, que sepan consolar a quien lo necesite en vez de burlarse o castigar, y que tengan la seguridad de que la gente que los rodea, en especial sus padres, los quieren por lo que son, y no por lo que hacen.

Como un ejemplo de que existe otra forma de hacer las cosas, les comparto algunas alternativas al tiempo fuera, mucho más respetuosas, y que SI enseñan. Ayudan al niño a crecer de forma segura y en paz con sus emociones, mantendiendo también una mejor relación padre/hijo

lunes, 15 de septiembre de 2014

El hierro y la lactancia


Por Carlos Gonzalez

La leche materna es pobre en hierro, pero ese hierro se absorbe muy bien, mejor que el de cualquier otro alimento. La de vaca también es pobre en hierro, que además se absorbe muy mal. Y la leche de todos los mamíferos que se han analizado es pobre en hierro. Cuando a una madre se le dan suplementos de hierro, la cantidad de hierro en su leche no aumenta. Lo cual resulta muy llamativo, porque si a esa misma madre le damos una aspirina, la cantidad de aspirina en su leche sí que aumenta. Existe, al parecer, un mecanismo biológico que impide, activamente, que en la leche haya demasiado hierro. ¿Será que el exceso de hierro no es bueno para las crías? Se dice (pero no hay pruebas, que yo sepa) que el exceso de hierro en el tubo digestivo del bebé podría facilitar la diarrea, porque varios de los microbios malos que producen diarrea necesitan mucho hierro para vivir, mientras que los microbios buenos, los lactobacilos que forman la flora digestiva de los niños de pecho, pueden vivir con muy poco hierro. En un par de estudios, los niños sanos, sin anemia, a los que se daban suplementos preventivos de hierro, al cumplir el año pesaban y medían un poco menos que los del grupo control, sin suplementos de hierro. Parece que darle mucho hierro a un bebé que no lo necesita no es del todo inocuo, y tal vez convendría evitarlo (estoy hablando de los que no lo necesitan. Si su hijo tiene anemia y le han mandado hierro, por supuesto que se lo tiene que dar).

Y si la leche tiene poco hierro, ¿por qué no tienen anemia todos los bebés, desde que nacen? ¿De dónde sacan el hierro? No lo sacan de ningún sitio; los niños ya nacen con depósitos de hierro.

El hierro forma parte de la hemoglobina, la molécula que transporta el oxígeno por la sangre. El feto toma el oxígeno de la sangre de la madre, a través de la placenta. Imagine la placenta como una red, a uno y otro lado dos equipos juegan a pasarse la pelota. El que se queda la pelota gana. Pero la naturaleza no puede permitir que la madre gane ese partido; si la madre se queda con el oxígeno, su hijo muere. Así que hace trampas. El equipo del feto tiene más jugadores, y son todos profesionales. El feto tiene un tipo de hemoglobina especial, la hemoglobina fetal, que se engancha más fuerte al oxígeno que la hemoglobina normal. Y además tiene muchísimos glóbulos rojos, más (por mililitro) que su madre e incluso más que su padre (los varones adultos tienen más glóbulos rojos que las mujeres; pero el feto tiene todavía más).

El resultado es que, cuando nace, el feto tiene un montón de glóbulos rojos sobrantes. Rápidamente se destruyen no solo los que sobran, sino todos, porque ya no necesita hemoglobina fetal. Y al mismo tiempo se van fabricando los nuevos glóbulos rojos, con hemoglobina normal. La hemoglobina que se destruye se convierte en bilirrubina; por eso a los recién nacidos les sube un poco y se ponen ictéricos (amarillos). Entre el mes y los dos meses se alcanza el punto más bajo, cuando quedan pocos glóbulos rojos fetales pero aún no se han fabricado suficientes glóbulos normales, y el bebé tiene una anemia transitoria, la anemia fisiológica del lactante (fisiológico quiere decir que es normal, que no es ninguna enfermedad).

El hierro de aquellos glóbulos rojos sobrantes se almacena, y se va empleando poco a poco para fabricar nuevos glóbulos. Así que el gran problema es: ¿cuánto durarán los depósitos? Cuando el hierro almacenado se acabe, el poco hierro de la leche materna resultará insuficiente, y el bebé necesitará comer otros alimentos ricos en hierro.

Hace ya varias décadas se hicieron cuidadosos cálculos, y se llegó a la conclusión de que esos depósitos se pueden agotar entre los seis y los doce meses. Y eso coincide bastante bien con la realidad: a los seis meses se empiezan a ver algunos bebés con anemia, a los ocho meses algunos más, a los diez meses, más todavía... Basándose en aquellos datos se suele decir que «a partir de los seis meses, el hierro en la leche materna es insuficiente, y por lo tanto hay que introducir la alimentación complementaria». Pero, claro, eso es solo una simplificación muy exagerada. Sería más correcto decir: «A partir de los seis meses, algunos bebés pueden necesitar alimentación complementaria, mientras que otros tienen suficiente hierro solo con el pecho hasta los doce meses» (o puede que más). El problema es saber quién necesita hierro y quién no.

Esos cálculos se hicieron en una época en que era costumbre pinzar y cortar el cordón umbilical nada más nacer. Hoy sabemos que es mejor cortarlo unos minutos después, y que así disminuyen los casos de anemia al año de edad.

El posible déficit de hierro a partir de los seis meses es uno de los principales argumentos para iniciar la alimentación complementaria a esa edad.

Muchos niños de pecho se niegan en redondo a comer otras cosas hasta los ocho o diez meses, o más; y cuando digo en redondo quiero decir que ni una cucharada. Y otros muchos apenas comen tres o cuatro cucharadas, y aquí viene otro desacuerdo sobre la nomenclatura, porque cuando un niño come tres cucharadas, las madres suelen decir: «No come nada»; pero yo digo: «Sí que come».

Personalmente, creo que los niños que se niegan a comer papillas es porque ya tienen hierro suficiente, y que en el momento en que necesiten hierro (o cualquier otra cosa) ya espabilarán para comer. Así que los padres lo único que tienen que hacer es ofrecerles alimentos ricos en hierro, y pueden quedarse tranquilos, tanto si el niño se los toma como si no. Pero es solo una creencia, no conozco ningún estudio científico que lo demuestre.

Otros creen todo lo contrario: que el déficit de hierro les hace perder el apetito, y por eso no quieren papillas y les falta aún más hierro y entran en un círcu lo vicioso. Y en esa situación, los padres no deberían estar nada tranquilos. Pero es solo otra creencia; tampoco conozco ninguna prueba científica.

En cualquier caso, cuando un niño se niega a comer no se le puede obligar. No solo es contrario a la ética (no se puede obligar a comer a un ser humano), sino que es inútil. Decenas de miles de madres pasan horas intentando que sus hijos coman, y no consiguen nada. El consejo (tantas veces escuchado) de «no darle teta, y así cuando tenga hambre ya comerá otra cosa» es absurdo y aberrante: la leche materna es el mejor alimento que existe, y contiene cientos de ingredientes; no tiene ninguna lógica privar a su hijo de todos ellos solo para que tome un poco más de hierro.

Hay una opción mucho más sencilla. Si el niño rechaza todas las papillas y solo quiere pecho, y los padres o el pediatra están preocupados por la posibilidad de que le falte hierro, solo tienen que hacerle un análisis. Si está bien, todos tranquilos, puede seguir sin papillas. Y si de verdad le falta hierro, pues se le dan unas gotitas de hierro, y santas pascuas. Con pecho y hierro puede seguir sin papillas todo el tiempo que quiera.
 

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Fuente: "Comer, amar, mamar" de Carlos Gonzalez

sábado, 13 de septiembre de 2014

La química corporal del apego

Cosas buenas suceden a las hormonas de las madres y los bebés que mantienen un apego seguro. Las hormonas regulan el sistema corporal y ayudan a reaccionar con el medio ambiente. Una de estas hormonas es el cortisol. Producido por las glándulas suprarrenales, una de sus tareas es ayudar a una persona a enfrentar el estrés y hacer ajustes repentinos ante situaciones amenazantes. Para que el cuerpo funcione de manera óptima, debe tener un balance adecuado de cortisol - muy poco y se apaga, demasiado y se angustia. El cortisol es una hormona que juega uno de los papeles más importante en las respuestas emocionales de una persona. Al revisar estudios sobre la química del apego, llegamos a la conclusión de que un apego seguro entre madre e hijo mantiene al bebé en equilibrio hormonal. Los lactantes con apego inseguro pueden acostumbrarse a tener un nivel hormonal bajo, lo que los convierten en bebés apáticos, o pueden tener constantemente altos los niveles hormonales del estrés, lo que los hace tener ansiedad crónica. Los bebés con un apego seguro, en cambio, parecen estar en un estado de bienestar hormonal, y debido a que están acostumbrados a ese sentimiento, se esfuerzan por mantenerlo. 
Los científicos están confirmando lo que las madres siempre han sabido: la presencia de la madre es importante para mantener la química que regula el comportamiento del bebé en equilibrio.
 
Además de ayudar a las hormonas del bebé, la crianza con apego también ayuda a la química corporal de la madre. El comportamiento maternal, especialmente la lactancia materna, generan un torrente de las hormonas prolactina y oxitocina. Estas "hormonas maternales" actúan como ayudantes biológicos, dando a las madres sentimientos maternales. Éstos podrían, de hecho, ser la base biológica de lo que comúnmente se conoce como "intuición de  madre". Los niveles de prolactina aumentan de diez a veinte veces dentro de los treinta minutos siguientes a que la madre comience a amamantar. La mayor parte de esa prolactina ha desaparecido nuevamente dentro de una hora. Es una sustancia de acción corta, así que para obtener una mejor respuesta, la madre debe amamantar con frecuencia - que es lo que los bebés quieren de todos modos. 

Las hormonas son ayudantes biológicos que mejoran el comportamiento del bebé y los cuidados que dará la madre. La elección de un estilo de crianza puede hacer que ellas trabajen para ti.


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Fuente:

Lactancia: ¿Por qué ponerle fecha límite?

Muchas madres que están comprometidas con la lactancia materna, comienzan con la idea de amamantar a sus hijos durante 6 meses o incluso (¡oh!) todo un año o más. Una vez que llegan a esa meta, a menudo se dan cuenta de que quieren seguir amamantando, por una variedad de razones.
Tristemente, muchas madres nunca llegan a su meta original con la lactancia, sobre todo debido a la falta de información y apoyo, a pesar de que la AAP (Academia Americana de Pediatría) recomienda amamantar durante al menos el primer año, y la OMS (Organización Mundial de la Salud) lo recomienda durante al menos dos años.

Las razones por la cuales las nuevas madres piensan en amamantar durante un período fijo de tiempo suelen aparecer debido a dos errores:
- El primero es que una vez que los bebés comienzan a comer sólidos (alrededor de la mitad del primer año), existe la suposición de que de alguna manera no "necesitan" más la leche materna. Esto no podría estar más lejos de la verdad. La mayoría de los pediatras recomiendan que los bebés no tomen leche de vaca hasta cumplir un año de edad, por lo que si destetas a tu bebé a los 6 meses, entonces todavía tendrías que comprar fórmula especial al menos para los próximos 6 meses.
- El segundo malentendido es que una vez que el sistema digestivo del bebé promedio está listo para manejar la leche de vaca sin alergias o problemas gastrointestinales graves (por lo general a los 12 meses de edad) entonces no puede haber ninguna razón para continuar amamantando. Sin embargo, sólo porque la mayoría de los bebés puedan 'tolerar' la leche de vaca alrededor del año, eso no significa que haya alguna ventaja en dársela en vez de leche materna.

Amamantar a un niño de más edad es muy diferente que amamantar a un recién nacido. Pasados los 6 meses, se ha superado la etapa más temprana, a menudo problemática, de la lactancia. Problemas como el dolor en los pezones, congestión, o las maratones de 45 minutos por cada sesión de amamantamiento son (en su mayoría) cosa del pasado. Una vez que llegas a la marca de los 6 meses, no hay absolutamente ninguna razón para dejar de amamantar. Los niños suben a tu regazo cuando se caen y golpean su rodilla, maman durante un par de minutos, y ya terminaron. Tendrán sesiones más largas (por lo general a la hora de dormir o de la siesta), pero estarán demasiado ocupados explorando su mundo como para pasar demasiado tiempo mamando. También lo harán menos seguido - tal vez cada cuatro a cinco horas, en lugar de cada dos a tres. Lo harán incluso por unos segundos para saciar la sed durante su tiempo de juego ¿Por qué detenerse entonces?

La leche materna es un alimento muy completo, al menos para los primeros 6 meses de vida. De 6 a 12 meses, se recomienda una "dieta de educación". Esto significa que otros alimentos comienzan gradualmente a cubrir las necesidades nutricionales que la leche sola ya no puede proporcionar, y tu bebé se va acostumbrando a diferentes gustos y texturas también. Sin embargo, la leche materna (o de fórmula) debe seguir siendo la principal fuente de calorías hasta el final del primer año, y debe constituir todavía un ~75% de su dieta a los 12 meses (25% de sólidos). La necesidad de hierro aumenta después de los primeros 6 a 9 meses, por lo que es bueno incluir alimentos ricos en hierro durante la segunda mitad del primer año. Amamantar a un niño pasado el año se hace más por cubrir sus necesidades psicológicas y emocionales que por sus requerimientos nutricionales, pero eso no quita que siga recibiendo los beneficios protectores para su salud mientras siga amamantando.

Si alguien te dice que los bebés no deben ser amamantados pasado los seis meses, o el año, trata de preguntarle por qué. Le será difícil encontrar una razón con sentido, y mucho menos una que pueda respaldar con evidencia empírica. Durante millones de años de la historia humana, la lactancia prolongada ha sido la norma. Solamente durante el siglo pasado hemos visto un cambio hacia un destete más temprano, y las razones no están basadas en hechos científicos, sino más bien en una serie de influencias culturales. Un problema es que en nuestra sociedad los senos se han convertido en objetos sexuales en vez de verse como una fuente de alimentación para niños, que es, después de todo, su función original.

No hay ningún punto en el cual los beneficios de la lactancia materna de repente "se agoten". Tu leche no se convierta en agua durante la noche en el primer cumpleaños de tu bebé. Mientras sigas amamantando, tu bebé recibirá valiosas inmunidades, así como seguridad y las ventajas emocionales de la lactancia.La leche materna también cambia su composición para satisfacer las necesidades del bebé en crecimiento. La leche de los bebés prematuros es diferente a la de los bebés nacidos a término, y sigue cambiando a medida que el bebé crece. Por ejemplo, niveles de ciertos anticuerpos en la leche humana en realidad aumentan a medida que tu bebé crece y mama menos. La teoría es que se trata de un mecanismo de protección, para reducir el riesgo de enfermedades en el niño durante la etapa de destete, cuando poco a poco está introduciendo más sólidos y menos leche materna a su dieta. La leche materna es el alimento perfecto para tu hijo, no importa la edad que tenga. La leche de fórmula es estática - no cambia para satisfacer las necesidades de tu bebé a medida que crece.

El momento indicado para destetar a tu bebé depende de cuánto tiempo desees amamantarlo. Es una decisión que sólo tu puedes tomar, aunque todos tus conocidos te den autoritarias asesorías sobre el tema. Curiosamente, te encontrarás con que las personas que dan la mayoría de los consejo son, a menudo, quienes menos saben acerca de la lactancia. Lo mismo ocurre con el embarazo y la crianza.

Si decides ir por el destete natural, debes estar preparada para un montón de consejos no solicitados. Te dirán que lo estás haciendo por ti y no por el bebé (esto es ridículo, porque es un hecho comprobado que no se puede amamantar a un bebé que no quiere). Te dirán que tu hijo se convertirá en un pervertido sexual (sí, apuesto a que si hacemos una encuesta encontraremos que las cárceles están llenas de hombres que fueron amamantados hasta estar listos para destetarse... un toque de sarcasmo aquí). Te dirán que se hará desesperadamente dependiente, y que lo seguirás hasta el Kindergarten para amamantarlo en el tiempo de descanso. Curiosamente, la experiencia y las investigaciones han demostrado que los bebés que son amamantados hasta que estén listos para el destete, son en realidad menos dependiente, porque sus necesidades de seguridad han sido cubiertas en la infancia - tienden a separarse más fácilmente de sus madres y pasar hacia nuevas relaciones con mayor estabilidad.

Hay muchos, muchos beneficios en prolongar la lactancia, y muy pocos (si es que hay alguno) para el destete precoz. Éstos son sólo algunos:
  • Tu bebé sigue recibiendo las ventajas inmunológicas de la leche materna, durante una época en la que está cada vez más expuesto a infecciones. Los niños alimentados con leche materna son más sanos en general.
  • Cuando está molesto, herido, asustado, o enfermo, tienes una buena forma de consolarlo. A menudo, un niño enfermo aceptará la leche materna, aunque rechace otros alimentos.
  • Muchos de los beneficios médicos de la lactancia materna (menor riesgo de cáncer en la madre y el bebé, por ejemplo) están relacionados con la duración. En otras palabras, cuanto más tiempo amamantes, mayores serán los efectos protectores.
  • La leche humana ofrece protección para los niños alérgicos.
  • Ser madre de un niño es lo suficientemente difícil, pero la lactancia hace que el trabajo de cuidarlo y consolarlo sea más fácil. No hay mejor forma de aliviar una rabieta, o hacer dormir a un niño que está de mal humor, que amamantándolo.
  • La lactancia ofrece cercanía, seguridad y estabilidad durante un periodo de rápido crecimiento y desarrollo.
  • Dejar que tu bebé marque el ritmo para el destete te ahorra la desagradable tarea de destetarlo antes de que esté listo. Es importante recordar que todos los niños se destetan con el tiempo.
Pero la verdadera razón por la que la mayoría de las madres continúan amamantando a sus bebés en la niñez temprana no tiene nada que ver con los anticuerpos presentes en la leche materna o la protección contra el cáncer de seno. Es por esa indescriptible sensación que se tiene cuando tu bebé de más edad suelta el pecho y te sonríe, mirando hacia arriba con leche corriendo por la comisura de la boca, para luego seguir mamando feliz. Realmente no se puede explicar ese sentimiento a alguien que nunca ha amamantado, pero una vez que lo experimentes, ya nunca serás la misma.

 Debes amamantar a tu bebé mientras ustedes dos quieren, sin preocuparte de lo que piensen los demás, incluyendo a tus suegros, amigos, o a ese bien intencionado pero mal informado vecino que te habla en la calle. Recuerda que has iniciado el proceso de destete la primera vez que pusiste un alimento distinto a tu leche en la boca de tu bebé, así que si alguien te pregunta "¿Cuándo vas a destetar a ese niño?", puede responder honestamente que ya has comenzado. Tal vez entonces dejen de molestarte al respecto.

Tu bebé va a crecer antes de que te des cuenta, y si miras a todos los años que vivirá en tu hogar como si fueran un gran pastel, entonces el tiempo que pasará amamantando es sólo un pequeño trozo, incluso si no se desteta hasta que ya tenga varios años. Cuando tu mires a tu hijo de 1, 2 o incluso 3 años, él seguirá siendo tu bebé. No importa si tiene las rodillas peladas o la boca untada con mantequilla de maní, él sigue siendo una personita pequeña, con un montón por crecer todavía. Es un mundo duro allá fuera, y antes de que te des cuenta, él será ya demasiado grande para sostener tu mano, mucho más para amamantar. ¿Por qué apresurarlo? Pregúntale a cualquier madre con niños mayores y te dirá lo mismo - los bebés crecen muy rápido.

De todas formas, es necesario dejar claro que la lactancia prolongada no es lo adecuado para todos. Destetar es una decisión muy personal, y el destete temprano a veces es lo correcto. Si tu bebé no es feliz, si tu estás tan estresada que no puedes disfrutar el tiempo que pasas con él, entonces puede ser hora del destete. La mayoría de los bebés toleran bien la fórmula, y la lactancia materna a toda costa no es lo más importante. Amamantar nunca debe ser una prueba de resistencia. Si ya no disfrutas amamantando, o existen razones apremiantes y legítimas para que dejes de amamantar, debes hacerlo y sentirte bien por el tiempo que amamantaste, sin sentirte culpable por lo que podría haber sido.
Sin embargo si tu y tu hijo disfrutan de la lactancia, y la única razón para el destete es la presión de otras personas, entonces es momento de buscar apoyo externo, alguien o algo que te ayude sostener tu decisión de amamantar.

Amamanta a tu bebé durante todo el tiempo que se sienta bien para ti. Sigue a tu corazón, disfruta cada minuto del tiempo que pasen como dupla en el proceso de amamantamiento, y ten por seguro que estás haciendo lo que es mejor para tu bebé, así como para ti misma.

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Traducido y adaptado para: https://www.facebook.com/crianzaconapegorespetuosa
En base a los textos originales de Anne Smith:
http://www.breastfeedingbasics.com/articles/weaning-your-baby
http://www.breastfeedingbasics.com/qa/nursing-beyond-the-first-year

¿Qué dicen las investigaciones serias sobre el colecho?

"Colecho" significa dormir junto a tu bebé. Puede ser en la misma cama, o en una cuna de colecho (adosada a la cama y a la misma altura). También se puede adaptar una cuna común y corriente, eliminando los barrotes de un lado, y ajustando la altura para que quede a la misma altura que la cama de los padres. La idea es que el bebé esté suficientemente cerca para sentir la presencia de los padres, y para que no sea necesario levantarse para poder acariciarlo o darle de mamar. 


 Los medios de comunicación populares han tratado de disuadir a los padres de compartir el sueño con sus bebés, llamando a esta práctica mundial insegura. La ciencia médica, sin embargo, no respalda esta conclusión. De hecho, las investigaciones muestran que el colecho es realmente más seguro que dormir solo. - Dr. Sears


1. El colecho promueve la regulación fisiológica
Se ha demostrado que la proximidad de los padres con el bebé cuando se colecha:
  • Ayuda a que el sistema nervioso inmaduro del bebé aprenda a autorregularse durante el sueño.
  • Previene el síndrome de muerte súbita al impedir que el niño entre en estados de sueño demasiado profundos.
  • Ayude al niño a "recordar" respirar a través de la respiración propia de los padres, ya que el dióxido de carbono exhalado por un padre estimula la respiración del bebé.
  • Estabilizar la temperatura del bebé.

2. El colecho reduce en gran medida el riesgo de muerte súbita
  • La investigación mundial muestra que la tasa de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) es más baja (e incluso desconocida) en países donde el colecho es la norma y no la excepción.
  • Los bebés que duermen ya sea dentro o al lado de la cama de sus padres tienen una disminución de cuatro veces en el riesgo de SMSL.
  • Los bebés que colechan pasan más tiempo durmiendo boca arriba o de lado, lo que disminuye el riesgo de SMSL.
  • Un amplio estudio reciente concluyó que compartir la cama no aumenta el riesgo de muerte súbita, a menos que la madre sea fumadora o abuse del alcohol.

3. Colechar es más seguro que dormir en cuna
  • La Comisión de Seguridad para Consumidores de Productos (Consumer Product Safety Commission) publicó datos que describen muertes infantiles en las camas de adultos. Estos mismos datos, sin embargo, mostraron que hay más de 3 veces más muertes relacionadas con las cunas infantiles en comparación con los accidentes en cama de adultos.

4. Ambos, los padres y el bebé, duermen mejor
  • Las investigaciones muestran que los infantes que colechan casi nunca se sobresaltan durante el sueño y rara vez lloran durante la noche, en comparación con los que duermen en solitario, los que se sobresaltan en repetidas ocasiones a lo largo de la noche y pasan 4 veces más tiempo llorando. Los sobresaltos y el llanto liberan adrenalina, que aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo cual interfiere con el sueño reparador y conduce a ansiedad de sueño a largo plazo.
  • Debido a la proximidad con la madre, los bebés no necesitan despertarse por complete ni llorar para obtener una respuesta.
  • Las madres pueden atender al bebé antes de que ninguno de ellos se despierte completamente. Esto resulta en que las madres colechadoras tienen evaluaciones más positivas de sus experiencias durante la noche, ya que tienden a dormir mejor y despertarse menos totalmente.

5. Los bebés reciben más cuidados
  • Colechar aumenta la lactancia materna. Incluso la conservadora Academia Americana de Pediatría (AAP) admite las ventajas con respecto a la lactancia materna debido al colecho.
  • Las madres que colechan amamantan un promedio de dos veces más que las que no. Además de los beneficios de la lactancia materna, el acto de succión aumenta el flujo de oxígeno, lo cual es beneficioso tanto para el crecimiento como para las funciones inmunes.
  • Los bebés que colechan también reciben más atención y cuidado protector. Las madres que colechan exhiben cinco veces más conductas "de protección" (tales como ajustar la manta del bebé, acariciar o abrazar) que las madres que duermen en solitario. Estas madres también mostraron una mayor sensibilidad a la presencia del bebé en la cama.

6. Hay beneficios a largo plazo, incluyendo:
  • Mayor autoestima
    - Los niños (hombres) que colecharon con sus padres entre el nacimiento y los cinco años de edad tienen una autoestima significativamente mayor y experimentan menos culpa y ansiedad.
    - Para mujeres, colechar durante la infancia está asociado con una menor incomodidad al contacto físico y afecto de adultas.
    - Colechar parece promover la confianza, la autoestima y la intimidad, posiblemente al reflejar una actitud de aceptación de los padres.
  • Comportamiento positivo
    - En un Estudio de los padres en las bases militares, los niños que colechaban recibieron mejores evaluaciones de parte de sus profesores que los niños que dormían en solitario.
    - Un estudio reciente en Inglaterra, mostró que entre los niños que NUNCA habían dormido en la cama con sus padres, se observó una tendencia a ser más difíciles de controlar, menos felices, y presentar un mayor número de rabietas. Estos niños eran en realidad más miedosos que los niños que siempre dormían en la cama de sus padres, toda la noche.
  • Independencia
    Heron (1994) encontró que, en realidad, los niños que dormían en solitario eran los más difíciles de manejar (según lo informado por sus padres) y los que lidiaban menos bien con el estrés. Y estos fueron calificados como más dependientes (no menos) por parte de sus padres que lo que eran sus compañeros colechadores.
  • Aumento de la satisfacción con la vidaUn estudio grande y transcultural realizado en cinco grupos étnicos diferentes en las grandes ciudades de Estados Unidos encontró que, en todos los grupos, los colechadores exhibieron una sensación general de satisfacción con la vida.

Quiénes no deben practicar colecho
•   Los padres fumadores con un bebé menor de 14 semanas.    
•   Los padres que tomen medicamentos como somníferos, drogas o alcohol.    
•   Los progenitores con obesidad mórbida.

Normas para un colecho seguro
Unicef ha publicado un interesante manual en el Reino Unido sobre las normas (www.unicef.org.uk/Documents/Baby_Friendly/Leaflets/3/sharingbedleaflet.pdf) para practicar el colecho. En líneas generales, las principales medidas de seguridad son:  
•   No colocar al bebé entre cojines    
•   Si la cuna va adosada a la cama tapar los posibles huecos para que el bebé no quede atrapado entre los dos colchones. Tomar las mismas precauciones entre la cama y la pared.    
•   No colechar nunca en un sofá o sillón.    
•   Mejor dormir con almohadas separadas para evitar tapar la cabeza al bebé que duerme sin ella.    
•   No utilizar edredones pesados, con lazos o pliegues.    
•   Dejar la puerta de la habitación abierta para que exista una buena ventilación      
•   No practicar el colecho si alguno de los progenitores se siente muy cansado    
•   El bebé nunca debe dormir boca abajo


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Traducido y adaptado para: https://www.facebook.com/crianzaconapegorespetuosa
Textos originales: 
http://paleopregnancy.weebly.com/1/post/2012/04/the-benefits-of-co-sleeping.html
http://www.desarrolloinfantil.net/salud-infantil/colecho-dormir-o-no-dormir-con-los-hijos

Baby led Weaning, alimentación complementaria a demanda

"Baby led weaning" (BLW) significa literalmente "destete dirigido por el bebé", lo que en español hemos venido a denominar "alimentación complementaria a demanda".
Este término fue acuñado por Gill Rapley, matrona, nutricionista y directora adjunta de la Iniciativa de Hospitales Amigos de los Niños (IHAN) de UNICEF en el Reino Unido. Pero el método en si mismo es antiguo y muchas madres reconocen haberlo practicado sin necesidad de haberle puesto nombre.

¿Qué es?
 Se trata de una manera de introducir los sólidos en su dieta, permitiendo que sea el propio bebé quien guíe su alimentación. Se va presentando la comida como un juego, adaptando los trozos que se le ofrecen al bebé para que los pueda agarrar con la mano y manejarlos por si mismo. Esto le permite al bebé desarrollar las distintas habilidades que necesitará para comer (coordinación ojo-mano, masticación, deglución, pinza, etc.), respetando sus gustos y preferencias personales. Además se estimula la parte social de la alimentación, ya que al bebé se le incluye en los hábitos y rutinas familiares a la hora de la comida.

No es muy probable que hace miles de años nuestros antepasados le hayan preparado papillas o purés especiales a los bebés. Entonces...

¿Por que se inventaron las papillas?

A principios del siglo pasado se empezaron a vender las leches de fórmula, que no eran más que leche de vaca hervida, agua y azúcar. Muchas mujeres reemplazaron la lactancia por estas leches, con lo que surgió un problema de desnutrición infantil. Por eso hubo que iniciar la alimentación complementaria de forma prematura, a los 3 o 4 meses, para tratar de paliar las carencias nutricionales de las fórmulas. Esos niños no estaban preparados para alimentarse solos y por eso había que darles papillas, y era el médico quien controlaba la alimentación del bebé en riesgo de desnutrición.
Sin embargo la leche de fórmula ha mejorado mucho en las últimas décadas (aunque sigue siendo lo ideal dar leche materna) y actualmente la OMS, la UNICEF y las asociaciones de pediatría recomiendan esperar para comenzar con la alimentación complementaria. Los sistemas inmunitario y digestivo de los recién nacidos no están preparados para la comida hasta que alcanzan los seis meses de edad, aproximadamente. Además, antes de los 6 meses, ofrecer otros alimentos, jugos o agua no aporta ningún beneficio y desplaza a la leche materna, que tiene mayor aporte calórico, nutricional e inmunológico. La leche es todo lo que los bebés sanos necesitan hasta ese momento. Alrededor de los seis meses, los bebés son capaces de sentarse erguidos, coger pedazos de comida, llevárselos a la boca y masticarlos; es decir, se pueden alimentar ellos solos. Por lo tanto, si has esperado hasta ese momento para introducir la alimentación complementaria, has superado la etapa de los purés y papillas, y podrás comenzar su alimentación directamente con los trocitos.

¿Como saber si está preparado?
A partir de los 6 meses, los bebés pueden empezar a necesitar otros nutrientes, por ejemplo porque se agote la reserva de hierro. Pero esta es una edad orientativa. Hay lactantes que rechazan los alimentos hasta los 8-10 meses. No se les debe forzar sino esperar a que haya un desarrollo madurativo adecuado y muestren interés por la comida. No hay que perder de vista que el principal alimento hasta el año debe ser la leche, y que los alimentos son un complemento (por algo se llama "alimentación complementaria"). Hasta el año, la principal finalidad de la alimentación complementaria es educativa y no nutritiva, es decir, que el niño aprenda a comer por si solo, sin importar cuánto coma realmente. Aunque probablemente el niño ganaría más peso si lo forzáramos a comer mediante papillas, hay que recordar que un niño más gordo no es un niño más sano.

Señales de que está preparado para comenzar a comer:
- Espalda erguida: El bebé se mantiene sentado con la espalda erguida, lo que nos indica que el grado de maduración muscular a nivel digestivo también es suficiente. Si aún no es capaz de mantenerse sentado lo más probable es que la musculatura orofaríngea y sus capacidad de masticar/deglutir también sean insuficientes.
- Ha desaparecido el reflejo de extrusión: Este es un mecanismo de seguridad que tienen todos los recién nacidos para protegerse del atragantamiento, por el que expulsan cualquier objeto que entre en la boca. Suele desaparecer por si solo al rededor de los 6 meses si no se fuerza la introducción de alimentos antes de tiempo.
- Interés: El bebé muestra interés por los alimentos, mira al adulto cuando come y estira las manos.
- Sabe mostrar hambre y saciedad con sus gestos: Al acercarle comida, el bebé que tiene hambre abre la boca y mueve la cabeza hacia delante. En cambio, si el bebé está saciado, cierra la boca y aparta la cabeza.

Falsas señales
- Despertares nocturnos: A veces se introducen los sólidos precozmente pensando que el bebé se despierta por la noche porque tiene hambre. Los bebés se despiertan por múltiples motivos. Típicamente a partir de los 3 meses despiertan más por que desean comprobar si mamá todavía está cuidándolos. Alrededor de los 5 meses vuelven a despertar más porque comienzan a incorporar nuevas fases de sueño (nacen con 2 fases y deben llegar a las 5 que tiene un adulto) y entre fase y fase se despiertan. Si realmente tuviera hambre, un menor de 6 meses necesita el pecho o el biberón, no sólidos.
- Subida de peso más lenta: Hacia los 4 meses de edad la ganancia de peso se ralentiza (sobre todo en los bebés de pecho), y algunos padres y pediatras toman esto como señal para comenzar la introducción de sólidos. Sin embargo es un comportamiento normal, que incluso se ve reflejado en todas las curvas de crecimiento de la OMS. Aunque se introdujeran los sólidos, el bebé no seguirá subiendo de a 1 kilo o más por mes.

¿Por donde empezar?
- Adecuar el tamaño de la comida a sus habilidades: al principio, lo mejor son los trozos grandes que pueda agarrar con el puño (palitos o tiras). A medida que el bebé va desarrollando la motricidad fina podrás ir dándole trozos más pequeños.
- Sienta al bebé con la espalda recta, ya sea en tu regazo frente a la mesa o en una silla de comer. Comprueba que su postura es estable y que puede utilizar las manos y los brazos libremente. De este modo, facilitamos que la comida que todavía no es capaz de tragar, o que no desea tragar, caiga fuera de su boca.
- Ofrece la comida en lugar de dársela. Ponla frente al bebé o déjale que la coja de tu mano, de manera que sea él quien decida.
- Nunca fuerces al bebé a comer. No introduzcas el alimento en su boca ni trates de convencerlo para que coma más. Debe ser una experiencia agradable tanto para los padres como para el bebé, y es importante que él solo coja los alimentos, para que desarrolle la coordinación mano-boca.
- Ten paciencia y no te obsesiones con las cantidades. Muchos bebés comen muy poco durante los primeros meses. Un bebé no aprende a comer de un día para otro. Al principio apenas conseguirá coger un trozo grande y restregárselo por la cara. Conseguir introducir el alimento en la boca sin que se pierda la mitad por el camino llevará unos cuantos intentos.
- Introduce nuevas formas y texturas de manera gradual, para que tu bebé pueda descubrir cómo manejarlas.
- Vuelve a ofrecer más adelante la comida que ha rechazado. Los bebés cambian de opinión y pueden aceptar alimentos que en un primer momento rechazaron.
- Incluye al bebé en las comidas familiares siempre que puedas. Cuando sea posible –y apropiado para un bebé-, ofrécele la misma comida que estés comiendo, de manera que pueda imitar lo que tú haces.
- Si le pones cubiertos de bebés es probable que aprenda a usarlos antes también, porque imitará lo que hacen. No te estreses si no los toma, o si los toma mal (al comienzo la mayoría los agarra con todo el puño). Solito irá aprendiendo por imitación.
- Elije los momentos en los que el bebé no esté cansado o tenga hambre, ya que así se podrá concentrar mejor. En esta etapa, la hora de la comida es para jugar y aprender, ya que el bebé seguirá obteniendo practicamente todo el alimento que necesita de la leche.
- Sigue ofreciéndole el pecho o el biberón como siempre. La leche es la principal fuente nutricional del bebé hasta que tiene un año. Cuando el bebé necesite menos leche, reducirá las tomas por si mismo.
- No distraigas o apremies al bebé mientras esté manipulando la comida; deja que se concentre y se tome su tiempo ya que se interesará por muchos otros aspectos además del sabor; también percibe la textura, el color, el tamaño y la forma.
- Ofrécele agua con las comidas para que pueda beber si lo necesita, pero no te preocupes si no muestra interés. En especial, los bebés amamantados probablemente seguirán obteniendo todos los líquidos que necesitan del pecho durante algún tiempo. Pero es posible que si ofreciste algún alimento muy seco quiera probar un poco de agua mientras come.
- Asegúrate de que todos los que intervengan en la alimentación del bebé estén familiarizados con el método (abuelos, cuidadores, etc). Es importante que no se asusten o estén tensos porque los bebés perciben todo eso. Tampoco deben estar haciéndole fiesta, porque lo distraen.
- Nunca dejes al bebé solo mientras come.
- No te estreses con la suciedad. Con este método lo habitual, sobre todo al principio, es que quede más comida en la mesa, el suelo, y la ropa que en la boca del bebé. Un buen consejo es poner un mantel plástico bajo la silla de comer del bebé para proteger el suelo y usar baberos con mangas y ropa vieja o que ya esté sucia.
- Finalmente... Disfruta viendo como tu bebé aprende a comer y observando cómo desarrolla su habilidad con las manos y la boca durante todo el proceso

¿Qué comidas le puedo ofrecer a mi bebé?
Dependiendo de la edad, puedes compartir prácticamente cualquier plato saludable de la comida familiar con tu bebé. Por ejemplo: fruta, verduras, carne, queso, huevos bien hechos, pan (o tostadas), arroz, pasta y la mayoría de los pescados. Es importante que cocines sin sal los trozos que le darás a él.
Al principio, elije comidas que puedan ser cortadas fácilmente en palitos o tiras cuando el pequeño esté empezando.
Si ofreces a tu bebé comidas variadas, le estás dando la oportunidad de descubrir diferentes sabores y texturas y te aseguras de que obtiene todos los nutrientes que necesita.

Comidas a evitar
- Alimentos con sal o azucares añadidos. Lee las etiquetas cuidadosamente, ya que muchas comidas envasadas, como legumbres, empanadas o salsas, contienen grandes cantidades de sal.
- Comida rápida y platos preparados.
- Miel, marisco, pez espada y huevos crudos.
- Frutos secos o semillas enteras.
- Frutos pequeños con cuesco (como guindas). Puedes cortarlos a la mitad y sacarles el cuesco para evitar que se lo trague.

¿No se ahogará?
Siempre que se cumplan unas simples reglas de seguridad, la probabilidad de atragantamiento es menor que con cualquier otro método de introducción de alimento sólido.
Cuando permitimos al bebé controlar lo que se lleva a la boca, le estamos ayudando a aprender a comer de manera segura, por una razón puramente fisiológica: los bebés no son capaces de mover intencionadamente la comida hacia la garganta hasta después de haber desarrollado la habilidad de masticar. Y no desarrollan la habilidad de masticar hasta después de haber aprendido la habilidad que les permite alcanzar y agarrar cosas.
La capacidad de agarrar objetos muy pequeños se desarrolla aún más tarde. Así, un bebé muy pequeño no puede aumentar el riesgo de atragantamiento porque es incapaz de llevarse cosas pequeñas a la boca. Sin embargo, si alimentamos al bebé con la cuchara, estamos instándole a que sorba la comida hasta el fondo de la boca, sin haber desarrollado aún la habilidad de tragar, aumentando así el riesgo de atragantamiento.

Arcadas v/s Atragantamiento
Aunque a veces se confunden, son dos mecanismos relacionados pero diferentes.  Las arcadas son movimientos espasmódicos que alejan de las vías respiratorias los trozos de comida demasiado grandes. El bebé abre la boca y empuja hacia delante con la lengua; a veces, puede aparecer un trozo de comida en la boca o incluso llegan a vomitar. Los bebés que comen solos no parecen alterarse demasiado con ello y siguen comiendo sin mayor problema. Es importante que cuando esto suceda no te asustes ni grites ni hagas nada que pueda asustar al bebé. Para ellos es natural, e incluso es común ver bebés que vomitan para expulsar un trozo grande y luego siguen comiendo como si no hubiera pasado nada. Esa es una gran ventaja de introducir el método cuando son bebés, ya que los niños más grandes si se asustan y pueden tener miedo a comer en trozos.
Las arcadas son un mecanismo fundamental para que los bebés aprendan a comer de forma segura. El reflejo se desencadena en la parte anterior de la lengua en los bebés, y a medida que crecemos se va desplazando hacia la parte posterior, de manera que pierde efectividad como señal de alerta. Por eso también es más probable que haya atragantamiento en vez de arcada si se espera mucho para introducir los trozos. Los bebés que han podido experimentar con la comida desde el principio tienen, gracias a este mecanismo, la oportunidad de aprender a mantener la comida alejada de las vías respiratorias.

El BLW fomenta hábitos nutricionales más saludables
Un estudio realizado recientemente en el Reino Unido concluye, que los bebés que practican el baby led weaning tienden a elegir comidas más saludables que los que son alimentados con purés y papillas.
Otra conclusión importante de este estudio es que los bebés que practican el BLW presentaron un índice de masa corporal (IMC) menor, que no era atribuible a diferencias en el peso al nacer, IMC paterno o clase social. Esto supone que estos bebés presentan un menor riesgo de obesidad, tanto en su infancia como en su vida adulta, debido al establecimiento de unos hábitos alimenticios saludables desde el primer momento.

VENTAJAS del BLW
- Es más respetuosa con el bebé, tanto en lo que concierne a su ritmo de desarrollo como en lo referido a sus propios gustos personales.
- Es divertido. Permite al bebé explorar y practicar de una manera libre y lúdica contribuyendo a crear una actitud positiva hacia la comida, de manera que ayudará a evitar posibles trastornos alimenticios en la adolescencia.
- Es una oportunidad única de aprendizaje. Ofreciéndoles los alimentos por separado o de tal modo que ellos mismos puedan separarlos, les permitimos aprender sobre las diferencias entre los distintos sabores y texturas. Además, si les dejamos rechazar cualquier alimento que no parezca gustarles, contribuimos a que, en el futuro, sigan estando dispuestos a aceptar nuevos alimentos y sean menos “maniáticos” con la comida.
- Ayuda al bebé a autorregularse. Al igual que con la lactancia materna a demanda, que permite al bebé controlar cuando quiere calmar la sed o prefiere hacer una comida más completa, el BLW confía en el criterio del niño a la hora de elegir qué alimentos prefiere, qué cantidad, en qué orden, cuánto tiempo va a emplear para comerlo, etc. De este modo, permitimos que el bebé desarrolle sus mecanismos de control de la saciedad y evitamos que coman en exceso, disminuyendo así la probabilidad de futuras enfermedades, como obesidad o diabetes.
- El bebé se siente más seguro de sí mismo. Permitirle hacer las cosas por sí solo le da confianza en sus propias habilidades y conocimientos.
- Presenta los alimentos de una manera óptima. No se separan los alimentos por comidas (cereales en el desayuno y en la cena, fruta en la merienda y verduras y carne/pescado en la comida), sino que el bebé tiene a su disposición casi todos los grupos de alimentos en una sola comida, igual que los niños mayores y los adultos. De este modo, se combinan y aprovechan mejor los nutrientes. Por ejemplo, la carne tiene hierro, que se absorbe mejor en presencia de vitamina C. Etonces, si añadimos algo de fruta al final de la comida, el contenido en hierro de la carne será más aprovechado.
- Beneficia el desarrollo social del bebé. Permite incluir al niño en las comidas familiares, por lo que no sólo aprende sobre la comida y los alimentos, sino sobre la hora de comer como un momento para charlar, relacionarse, disfrutar de la compañía del resto de la familia, etc.
- Al igual que con la lactancia materna, el bebé come lo que necesita sin importar la cantidad. Es muy difícil medir lo que come un niño así, porque unos trozos los tira, otros se le quedan en el babero, otros se los come… El único medidor de que ha comido lo suficiente es su propia satisfacción.
- Es práctico. Si necesitas comer “fuera de casa” por ejemplo, durante un viaje o visita, no necesitas ir cargado con el “kit infantil”, en cualquier restaurante o casa podrás encontrar alimentos adecuados. Cualquier ensalada viene bien.
- Es más cómodo y barato, ya que no hay que comprar ni planificar alimentos especiales para el bebé, que comparte (siguiendo unas normas de seguridad básicas) los alimentos de la mesa familiar.

DESVENTAJAS
- Tener que dar explicaciones. Desde la suegra al pediatra, todo el mundo querrá saber porqué tu bebé no toma purés. Aunque algunas creemos que al pediatra ni siquiera es necesario decírselo.
- Limpiar la mesa, la silla, su ropa, su cara, el suelo y alrededores después de la comida. Aunque hay que reconocer que la combinación de cucharadas de papilla con manotazos, escupos y soplidos de un bebé, también tiene gran capacidad de ensuciar.

Si quieren buscar más información, les recomiendo que lean el libro "El niño ya come solo", de Gill Rapley, o "Mi niño no me come" de Carlos Gonzales (si no saben cómo conseguirlos me pueden mandar un mensaje en mi sitio de facebook).

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Adaptado para: https://www.facebook.com/crianzaconapegorespetuosa
Fuente: http://www.facebook.com/pages/Crianza-amorosa-lactancia-exitosa/1429013580647166

Masaje infantil, no sólo es relajante


Dar un masaje a nuestros pequeños puede ser muy placentero para ellos, y nos entrega un momento de conexión especial que ayuda a fortalecer nuestro vínculo. Pero además, produce un montón de beneficios para la salud del bebé, tanto física como mental, y para nosotros como padres.

BENEFICIOS PARA EL BEBÉ
- Mejora mucho la psicomotricidad del niño, desarrollando más rápidamente la coordinación motora: A través del tacto va tomando conciencia de su cuerpo y de sus límites.
- Tonifica: Los movimientos de vaciado venoso (desde el final de la extremidad hacia adentro) ayudan al retorno de la sangre al corazón y producen un efecto tonificante, aumentando las reacciones musculares, regulando las distensiones y las tensiones del cuerpo.
- Estimula y regulariza el sistema circulatorio, beneficiando al ritmo cardíaco: A mayor aporte de oxígeno mayor limpieza de la sangre.
- Regula y refuerza las funciones respiratoria: El masaje en la zona del pecho, espalda y hombros ayuda a regular el sistema respiratorio.
- Madura o regula el sistema gastrointestinal: El masaje durante los primeros meses ayuda a madurar el sistema gastrointestinal, y después a regularlo, mejorando la digestión, y ayudando así a subir de peso.
- Estimula el sistema madurativo, responsable del control postural, autonomía en el desplazamiento, comunicación, lenguaje verbal y la interacción con el ambiente que lo rodea.
- Estimula el sistema nervioso: Los estímulos táctil, auditivo, visual y emocional ponen al bebé en estado de alerta, y lo abre a procesos de memorización y aprendizaje.
- Ayuda a drenar el sistema linfático suavemente y estimula el sistema diurético del niño.
- Dependiendo del tipo de masaje, puede ayudar a aliviar las molestias de gases, cólicos, congestión, dentición y constipación.
- Mejora el sueño: El masaje relajante le ayuda a dormir más profundo y tranquilo.
- Baja los niveles de estrés y ansiedad: Ayuda a relajarlo, a liberar las tensiones y la ansiedad que se produce al encontrarse diariamente con cosas nuevas.
- Mantiene en equilibrio el sistema inmunológico y mejora su funcionamiento: Si el niño se siente tranquilo, querido y respetado, suben las defensas. El estrés, por el contrario, lo debilita.
- Ayuda a reducir la hipersensibilidad al tacto: Los bebés con problemas de aceptación del tacto (prematuros, hipersensitivos), van aumentando gradualmente la tolerancia de forma suave y cuidadosa.
- Mejora la autoestima y la confianza del bebé: El contacto le ayuda a sentirse contenido, querido, escuchado, comprendido y aceptado.
- Facilita la liberación de emociones del bebe.
- Favorecer que el bebé sea más receptivo y reaccione mejor al espacio que le rodea.
- Intensifica la comunicación afectiva entre el bebé y las personas de su entorno, facilitando la comunicación no verbal, ampliando el vínculo afectivo con sus padres, e incrementando el apego y los lazos.

BENEFICIOS PARA LOS PADRES
- Dar el masaje calma a los padres, favoreciendo a la relajación del estrés.
- Incrementa el vínculo padres/bebés.
- Favorece el instinto materno y paterno (lo puede crear si todavía no existe).
- Ayuda a las madres en la depresión post-parto.
- Mejora la intuición de los padres.
- Favorece el respeto mutuo, de los padres a los niños y de los niños a los padres.
- Ayuda a la comunicación no verbal.
- Enseña a los padres a tolerar las expresiones emocionales del hijo.
- Facilita la seguridad de los padres como padres, incrementando su confianza y aumentando la autoestima.
- Al mejorar el sueño del bebé los padres también consiguen dormir mejor.
- Puede ser un excelente momento de conexión con el padre, sobre todo si este se siente menos importante debido a la relación madre/hijo que se da con el amamantamiento.

Además trae beneficios para nuestra sociedad, puesto que el bebé que recibe amor durante su infancia está siendo preparado para ser un adulto equilibrado, sin traumas y que transmitirá buenos sentimientos a los demás y a toda la naturaleza.


¿CUÁNDO Y CÓMO COMENZAR?

Se puede empezar a dar masajes al bebé desde el primer mes de vida, y hasta la edad que se desee. Al comienzo el bebé sólo nos dejará hacerlo unos minutos. Si notamos que está incómodo no debemos insistir. Con el tiempo irá aprendiendo a disfrutarlo y el masaje se irá alargando. Es ideal que se haga todos los días, ya que así se acostumbran más fácilmente y con el tiempo se convierte en un momento esperado por ellos (vieran la carita que pone mi pequeño duende cuando pongo su música de masajes y le muestro mis manos moviendo los dedos. Aunque haya sido un día agotador, como cuando le tocan las vacunas, agita sus manitos y pies y me regala una sonrisa inmensa, como si hubiera estado esperando todo el día ese momento).  

El momento ideal es cualquiera que no sea justo después de las comidas. Puede ser en la mañana para estimularlo, en la noche antes o después del baño para relajarlo, y también en cada cambio de pañal si el masaje es para aliviar los cólicos. Hay quienes prefieren hacerlo siempre antes del baño para que el bebé no quede todo lleno de aceite o crema. Pero si tu bebé tiene tendencia a tener la piel seca, podría ser beneficioso dejarlo con algo hidratante.

Antes de empezar, procura que la casa esté a una temperatura adecuada para tener al bebé desnudo. Es importante que te saques todas las joyas y ojalá mantengas las uñas cortas para evitar rasguños. Siéntate en el suelo con las piernas abiertas, pon en el piso una toalla o colcha (ojalá sobre una colchoneta) y acuestas a tu bebé desnudo sobre esta, de espaldas, para que los dos se puedan mirar. Unta tus manos con un aceite natural o con la crema que sueles utilizar para hidratarlo (yo uso vaselina líquida) y frota tus manos para que esté calentito. Míralo a los ojos mostrándole las manos, como pidiéndole permiso, y comienza con el masaje (más abajo dejo unos videos que enseñan a hacerlos).

Es fundamental masajear al bebé en silencio (se puede poner una música suave de fondo). La comunicación durante el masaje será a través de las manos y las miradas. También es importante que durante el masaje todos los pensamientos y preocupaciones se aparten y toda la energía se concentre en el bebé. Si uno no está relajado al momento de hacer el masaje, el bebé lo percibe y puede que no se relaje como debería. En ese caso lo mejor es sustituir ese momento del masaje por otra actividad que no necesite tanta concentración. Y si el niño comienza a llorar o a quejarse cuando le estés dando el masaje, interprétalo como un NO MÁS y abandona el ejercicio. Es importante que tu y el bebé estén dispuestos. El masaje es un ritual de paz, seguridad, tranquilidad y amor entre los padres y los hijos.

El masaje debe ser evitado cuando el bebé esté con fiebre, gripe o algun infección.


APRENDIENDO A DAR MASAJES:
Les dejo algunos videos muy buenos para aprender a hacer distintos tipos de masajes.

Masaje Shantala: A mi gusto el más completo

Masaje relajante: ideal para las tardes, preparándolo para dormir más profundo

Masaje estimulante: ideal para comenzar el día

Masaje para aliviar los cólicos: si sufre mucho por los gases es ideal hacerlo cada vez que se cambie el pañal, y NO esperar a que esté con dolor (generalmente cuando les duele no nos dejan tocarle la pancita)


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Adaptado para: https://www.facebook.com/crianzaconapegorespetuosa
Fuentes:
http://elmasajeinfantil.com
http://www.elmasajeinfantil.com.ar/
http://www.guiainfantil.com/
http://www.masajeinfantil.es